Si a la hora de hacer una salsa de chile guajillo tienes problemas por lo amarga que puede quedar no debes de pensar que tendrás que echar a la basura su preparación, pues existen diferentes opciones para rescatarla e, incluso, aportarle un mejor sabor del que ya tenía.
Uno de los trucos más fáciles que puedes aplicar para que tú salsa tenga el sabor deseado es agregar ingredientes que logren darle un buen equilibrio o también un toque extra.
Agrega otro ingrediente a tu salsa
El sabor amargo se puede quitar agregándole a tu salsa algún endulzante, aunque deberás hacerlo de poco en poco para no crear una mezcla incomible. Uno de los más recomendados, según Cookpad, es la miel de abeja, ya que es fácil de controlar la cantidad que le podrás.
Asimismo, puedes probar con piloncillo, aunque podría ser más difícil de manejar y medir debido a que usualmente se venden por piezas. También puedes probar con azúcar refinado.
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Otra opción es ponerle alguna fruta, aunque para esto tienes que conocer cuáles se llevan bien con el sabor del chile guajillo. Las opciones son: mango o piña.
Hidrata los chiles por varios minutos
Una opción con menos complicaciones es hidratarlos por varios minutos. Muchas veces al momento de preparar los ingredientes para hacer la salsa, se comete el error de ponerlos a hervir por poco tiempo, cuando debería de ser por casi media hora.
Los pasos a seguir son sencillos:
- Quitas las semillas a los chiles;
- En una olla con agua ya hirviendo, pones los chiles a hidratar;
- Dejarás que los chiles hiervan con el agua por unos minutos. También puedes apagar el fuego y dejarlos reposar por al menos 20 minutos, con la olla tapada.
Otra opción en la que no tienes que contar el tiempo dejar que, luego de apagar el fuego, los chiles permanezcan en la olla tapada hasta que estén fríos.
Limpia de forma correcta los chiles
En el caso de que no cuentes con el tiempo suficiente para dejar que los chiles reposen en el agua, otra opción es limpiarlos.
Para esto lo único necesario será cortarlos, preferiblemente antes de que los hidrates. Abiertos, con un trapo los limpias por dentro, retirando por completo las semillas, que podrían ser la causa de que tu salsa esté amarga.
Finalmente, el ingrediente principal de tu salsa estará listo para que lo agregues a la mezcla y tenga un sabor equilibrado.