Y esta es solo una de las muchas manzanas financieras envenenadas de su legado, sin contar lo que dejó de gastar en servicios públicos de todo tipo que no se ve ni en los fondos ni en la deuda.

No anunciarlos el sábado les servirá para mantener cotidianamente sobre la cabeza de la presidenta y los mexicanos, la espada de Trump atada no al pelo de una crin, sino de su inasible melena.
En esta segunda presidencia, y desde que era candidato, tuvo una prioridad: cerrar la frontera como puente migratorio, combatir al crimen organizado proveedor de Fentanilo y declararlo grupo terrorista.
Cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro, respondió al sabadazo de Donald Trump, se inmoló en la hoguera de la izquierda regional y enfrentó el energúmeno de la Casa Blanca, hubo un reconocimiento inicial.
La mayoría de los 11 millones de indocumentados (entre 4.5 y 5 millones de ellos mexicanos) realiza tareas críticas en sectores que los ciudadanos y migrantes legales tienden a evitar.
Trump enfrenta límites económicos, políticos y sociales que le impiden ejecutar todas sus medidas radicales sin consecuencias negativas.
Hoy quiero recuperar un tema del que cada vez que hablo me dicen que no son los tiempos, pero lo abordo porque, efectivamente, estando lejano el 2030, los aspirantes a suceder a Claudia Sheinbaum ya están en lo suyo cuando apenas han corrido 113 días de su gobierno de seis años.
Lo que es la vida, cuando Peña Nieto, su promotor, y López Obrador, su enemigo, viven entre las sombras y el olvido, él está de regreso.
El inicio de la presidencia de Donald Trump es el principio de un nuevo orden mundial en el que para nosotros lo más grave es el replanteamiento de sus relaciones con México a partir de sus anuncios de ayer.