La tala ilegal ha crecido por parte de carteles del narcotráfico que buscan mayores extensiones de terreno para plantíos de sustancias ilícitas, lo cual causa un importante daño al ecosistema.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó sobre esta problemática conocida como ‘narcodeforestación’, delito en el cual también se ven implicados otros como extorsión, fraude, trabajo forzado, homicidios y hasta desplazamiento de habitantes por olas de violencia.
“Las organizaciones dedicadas al narcotráfico siguen ampliando sus operaciones, que han llegado a abarcar la minería ilegal, la tala ilegal y el tráfico de fauna y flora silvestres“, aseguró la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en un informe sobre drogas.
La JIFE también denunció envenenamientos por mercurio en comunidades indígenas principalmente.
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La frontera entre Brasil, Colombia y Perú concentran gran parte de este delito, pues cárteles extienden sus ‘negocios’ hasta la venta de madera.
No obstante, México no se queda atrás en este fenómeno y también cuenta con células criminales dedicadas a la tala ilegal. Así como al comercio de flora y fauna silvestres en diversas entidades.
El organismo señala que en el país hay aumento de la superficie destinada al cultivo y producción de cocaína.
De acuerdo con el informe, en Ecuador el deterioro del medioambiente y la degradación de los recursos naturales por el cultivo de cocaína amenazan ciertos medios de subsistencia en la frontera con Colombia, como la recogida de moluscos y la pesca de cangrejos.
En los Andes la expansión del cultivo ilícito de cocaína ha causado una importante deforestación, la degradación del suelo y pérdida de diversidad de flora y fauna.
La tala ilegal en México
En Chiapas, la tala ilegal es un problema especialmente grave debido a los grupos armados que operan en la región. Inés Arredondo Hernández, funcionario de la Profepa en el estado, reveló que incluso la Guardia Nacional tiene dificultades para entrar en algunas áreas debido a la presencia del crimen.
En la Ciudad de México, los talamontes han asediado los bosques de Tlalpan y Milpa Alta. En respuesta a las protestas de los habitantes locales, el jefe de Gobierno, Martí Batres, anunció que se realizan operativos en los bosques, a cargo de la Guardia Nacional, para inhibir la tala ilegal y mejorar la seguridad en la región.
En Amecameca, Estado de México, los pobladores han denunciado que la tala desmedida ha cambiado dramáticamente el paisaje de la región, poniendo en peligro la vida silvestre y los recursos hídricos de la zona.