El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) indaga al empresario Fernando Peyro de la O y cercano a Norberto Rivera por presunto lavado de dinero, esto debido a una serie de grabaciones que hizo un informante y donde el acusado ofreció sus servicios para mover grandes cantidades de dinero a empresas de España, Estados Unidos y México.
El informante del FBI, quien era emisario de una guerrilla colombiana, estuvo en un encuentro con Peyro de la O, que se realizó en abril de 2019 en la Ciudad de México, donde el empresario explicó los supuestos métodos que usa para lavar dinero, según un artículo publicado por el periodista Gerardo Reyes para Univisión Investiga.
Durante la reunión realizada en un edificio de Santa Fe, el empresario aseguró que cuenta con "toda la estructura", a la par de que explicó los métodos que supuestamente usa para mover dinero a través de empresas (como aseguradoras). Todas las videograbaciones se encuentran bajo resguardo de las autoridades estadounidenses.
El otrora cardenal Norberto Rivera no sólo se encuentra en entredicho por su relación con Peyro de la O, sino que una mujer y quien sólo aparece en los informes como "Gloria", acusó al empresario de lavar dinero en supuesta complicidad con Rivera, "nos ofreció trabajar con él y su jefe (...) el secretario de Finanzas del Vaticano", cargo que ocupó el obispo mexicano entre 2014 y 2019.
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En febrero de 2022, Norberto Rivera se deslindó de las señalamientos y desconoció los videos realizados a Peyro de la O, "adelante con la investigación, yo no tengo nada que ver con él (...) hace tiempo que no nos vemos", fueron las palabras que concedió el excardenal a Univisión.
Peryro de la O afirmó que conoce a Norberto Rivera desde que él era un niño, cuando éste ya era el párroco del fraccionamiento donde vivía. Fuentes consultadas por dicha televisora apuntan a que el cardenal considera como un hijo al empresario y que al inicio de la pandemia por COVID-19 se comunicaban varias veces.
En junio de 2017, Norberto Rivera renunció a su cargo al frente del Arzobispado Primado de México, a causa de su edad. En enero de 2021, el excardenal fue intubado a causa de un cuadro severo de COVID-19 e incluso personas allegadas a él solicitaron dinero, a causa de los altos costos del hospital donde estuvo internado.