El parque Xibalba, una unidad más de Grupo Xcaret que comenzó sus obras en 2016 y estaba previsto que abriera sus puertas a finales de 2022, fue clausurado el mes pasado por autoridades federales, con el pretexto de que apegarse a lo señalado en sus permisos ambientales, algo muy similar a lo que ha detenido las obras del Tramo 5 del Tren Maya.
En la conferencia mañanera del pasado 27 de abril, Ana Elizabeth Vilchis informó que las obras adicionales del parque recibieron una clausura temporal por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
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"Grupo Xcaret ha perforado cenotes y abrió túneles para crear ríos subterráneos de manera ilegal, causando daños ambientales irreversibles, modificó paredes, techos, bóvedas, desvió ríos subterráneos, amplió cavidades y colocó vigas en los cenotes, entre otras violaciones a las leyes ambientales", dijo entonces la conductora de la sección Quién es Quién en las Mentiras.
"La Profepa impuso una clausura temporal a las obras del proyecto y actividades realizadas sin contar con autorización de impacto ambiental", añadió Vilchis.
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De acuerdo con un oficio de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicado la semana pasada, las irregularidades incluían además el retiro de árboles y vegetación en polígonos no autorizados.
"Se detectaron incumplimientos que dieron lugar a aplicar durante la inspección una clausura temporal parcial, al encontrarse ante un riesgo de daño a los recursos naturales debido a los hallazgos detectados", detalla el documento.
Dichos hallazgos contemplan remoción de vegetación forestal de 33 mil 328 m2 en 13 frentes de obra civil fuera de los polígonos autorizados para llevar a cabo el cambio de uso de suelo en terrenos forestales; modificaciones a un cenote llamado El Pilón o Casa de Hielo, donde construyeron un cañón artificial sin autorización.
También se advierte de la realización de obras no autorizadas en un área denominada Hacienda; la apertura de una cavidad y red de túneles alternos en el cenote Vaquería y la construcción de 3.2 kilómetros de caminos fuera del trazo original autorizado, así como derrame de hidrocarburos en suelo natural.
Además, se señaló que la empresa había construido estacionamientos, edificios de servicios, pasillos, palapas, áreas de descanso y escalinatas que no estaban contempladas en sus autorizaciones.
A pesar de que esta clausura se dio a conocer públicamente en la conferencia mañanera del 27 de abril, la notificación oficial a la empresa se dio hasta el pasado 10 de mayo, según el oficio divulgado por Semarnat.
Xibalbá le "copió" al Tren Maya
No cumplir con lo contenido en la autorización de impacto ambiental es muy similar a la razón por la un juez ordenó que se suspendieran las obras del Tramo 5 en sus segmentos norte y sur del Tren Maya en abril pasado. Ello luego de que un grupo de buzos solicitara un amparo en defensa de su derecho al medio ambiente.
Y luego, por un segundo amparo que se concedió al Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) que tuvo alcance para la totalidad del Tramo 5, que va de Cancún a Tulum, Quintana Roo. En ellos, los buzos reclamaron los impactos que tendría la obra al no haber una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), además de que no se tiene claridad de los estudios preliminares donde se establezca cómo se realizará la obra.
Ante estos riesgos, distintos grupos de ambientalistas manifestaron su rechazo a la obra, pues no sólo se desmontó vegetación entre la que había especies protegidas, sino que se comenzó a impactar a la fauna y se puso en riesgo la integridad de los cenotes. En las primeras semanas de abril, los activistas mostraron una caverna que se descubrió a raíz de las obras y que no se registró por completo al interior, donde encontraron distintas piezas arqueológicas.
A principios de mayo, otro grupo de ambientalistas realizó un recorrido a pie para registrar las especies que encontraran en su camino por la selva baja por donde se construía el Tramo 5; además cuestionaron que el gobierno señalara que la vegetación de la zona sería de acahual, es decir, zona afectada por fenómenos naturales o ya usada para agricultura.
Los ambientalistas, que alcanzaron mayor notoriedad gracias a la campaña Sélvame del Tren, han reclamado al gobierno de la 4T la ejecución de la obra a pesar de no contar con los permisos ambientales correspondientes.
En su defensa, el gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha defendido que puede realizar esta obra con un permiso temporal basado en el "decretazo", un acuerdo publicado por el mandatario en noviembre pasado y por el cual se ordena a las dependencias exentar a proyectos de infraestructura como el Tren Maya de los trámites ambientales y poder operar con un permiso temporal por un año.
Sin embargo, la semana pasada, El Universal publicó el permiso para el Tramo 5 el cual se concedió en diciembre de 2021 para el proyecto antes del cambio del trazo, que se ajustó en enero de 2022 y que sigue en proceso de definición, por lo que esta obra es distinta a la contenida en el permiso.
Esa irregularidad no es nueva en el proyecto, pues las obras del Tramo 4 del Tren Maya comenzaron en junio de 2020, mientras que la MIA para ese segmento se presentó en octubre y se publicó en noviembre de 2021.