Como era de esperar, todo está planeado, incluso la lista de reproducción en BBC Radio 1 y el ancho de los brazaletes de luto (tres pulgadas y cuarto), para el inevitable día en que muera la reina Isabel II.
Si los británicos tienen un don para la ceremonia, se mostrará al mundo como nunca antes. Ni siquiera el funeral de Diana, Princesa de Gales, cuidadosamente coreografiado en 1997, igualará la efusión nacional de dolor y el ritual digno que podemos esperar con el fallecimiento del soberano.
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La Reina, por supuesto, todavía está viva. Aunque el domingo pasado el Palacio de Buckingham informó que la reina Isabel II, de 95 años, se contagió de COVID-19.
The Guardian ha informado sobre los planes extraordinarios que se pondrán en marcha cuando finalmente llegue ese día, y parecen cubrir hasta el último detalle. Aquellos que piensan que la monarquía es irrelevante u objetable en la era moderna sin duda encontrarán absurdo este nivel de preparación para su muerte.
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Pero en su pura ambición, la Operación Puente de Londres, como se le llama en clave (presumiblemente debido a su tendencia a derrumbarse), es una indicación de la forma en que la monarquía ha llegado a dominar la forma en que Gran Bretaña se entiende a sí misma.
Es bien sabido que la Reina aparece con frecuencia en los sueños de la gente, una indicación de una relación notablemente íntima entre el monarca y la gente, una bendición muy mixta de la era de la televisión.
En junio de 1953, su reinado fue inaugurado por una coronación que rápidamente se ganó un lugar en la historia de la televisión. Esto fue seguido por el célebre documental de televisión de la BBC de 1969 Royal Family que mostraba a los miembros de la realeza charlando en una barbacoa y a la reina entrando en una tienda del pueblo para comprar dulces.
De hecho, a esta película generalmente se le atribuye haber roto la imagen de una monarquía remota y haber convertido a la Reina en una figura materna, no solo para su propia familia, a menudo disfuncional, sino para muchas personas, para la nación en su conjunto. No en vano hubo una gran ovación cuando el príncipe Carlos se dirigió a ella públicamente como “mamá” en las celebraciones de 2012 por su Jubileo de Diamante.
Fin de la era de Isabel II
En ese sentido, el funeral de la Reina probablemente será significativamente diferente al de Diana. La historia de Diana y Charles era esencialmente una telenovela internacional que todos veíamos, poniéndonos del lado de uno u otro de los protagonistas. Su título posdivorcio cuidadosamente inventado, no del todo real, "Diana, princesa de Gales", se reflejó en su funeral no del todo real, cuidadosamente coreografiado.
La reina, por otro lado, será descaradamente real, desde los índices de audiencia navales que tiran del carro de armas hasta los trajes negros y las corbatas que los presentadores de noticias de televisión se pondrán tan pronto como se confirme la noticia. El primer día, las banderas ondearán a media asta y los símbolos de estado estarán envueltos en negro. En el siguiente, siguiendo la secular regla constitucional de “El Rey (o la Reina) ha muerto; Viva el Rey”, las banderas volverán a izarse para anunciar el inicio del reinado del Rey Carlos III.
Indudablemente habrá una diferencia inmediata en la atmósfera política cuando Carlos III asuma el poder. Los republicanos que han detenido su mano en reconocimiento de la popularidad personal de la Reina, dejarán de lado las restricciones y harán un esfuerzo decidido para deshacerse de la monarquía ; es muy posible que Australia y otros países de la Commonwealth donde la reina es jefa de estado puedan liderar el camino.
La Reina pudo prestar su considerable peso simbólico al lado de Better Together en el referéndum de independencia de Escocia de 2014 . Si se celebrara una segunda durante el reinado del rey Carlos, a pesar de su conocido amor por el país, podría encontrar que sus opiniones no tienen el mismo peso que las de su predecesor.
Charles también podría descubrir que el puesto de jefe de la Commonwealth, al que la Reina concede una enorme importancia, podría no llegar a él automáticamente o de la misma forma. La Reina ha desempeñado un papel personal importante para mantener unida a la Commonwealth; cuando ella se vaya, ¿se cuestionará la razón de ser de la Commonwealth?
El ocaso del imperio
¿El funeral de la Reina finalmente pondrá fin a la historia imperial de Gran Bretaña? El historial imperial de Gran Bretaña recibe muchas más críticas hoy en día que antes, especialmente la forma violenta y desastrosa en que Gran Bretaña se retiró de posesiones como India, Palestina y Kenia. Pero sería una grosería negar que los británicos perfeccionaron el ceremonial de salida: la salida de Hong Kong en 1997 ofrece un ejemplo particularmente bueno.
Sin embargo, la clave de la importancia de la Reina Isabel II radica en el lapso de su vida y en cómo coincide con la formación de la Gran Bretaña moderna. Su reinado comenzó después de la Segunda Guerra Mundial y su primer primer ministro fue Winston Churchill. Ahora ha visto a 13 primeros ministros entrar en el número 10 de Downing Street y 12 de ellos salir.
Era una figura creada por la Segunda Guerra Mundial y su funeral será el último funeral para el resto de la Gran Bretaña en tiempos de guerra. La suya es la generación que vivió el racionamiento y el Blitz, que aprendió nuevos oficios -como se hizo mecánica- para suplir las necesidades de la guerra. La suya fue la generación que pudo consolarse con su victoria, a pesar de los años de declive que siguieron.
Qué apropiado que las palabras clave para su funeral incluyan terminología de la Segunda Guerra Mundial como D+1, D+2 para describir la escala de tiempo, la misma terminología que se usó en la invasión del Día D en 1944. La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945 pero será sepultado en la Abadía de Westminster en un espectáculo considerable y colorido. Lo que sucede después de que el Puente de Londres finalmente cae, es una incógnita.
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*Por Sean Lang, profesor titular de Historia en la Universidad Anglia Ruskin
*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.