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¿Es mejor bañarse con agua fría o caliente después de ir al gym?

Te explicamos cuál es la forma correcta de bañarte después de un largo entrenamiento.

Te decimos qué es mejor si bañarse con agua fría o caliente después de entrenar Créditos: ESPECIAL
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Tras una larga e intensa rutina en el gimnasio todos terminamos llenos de sudor y acalorados, por lo que inmediatamente después del entrenamiento solemos meternos a la ducha para refrescarnos y relajar los músculos, pero te has preguntado ¿qué es mejor: bañarse con agua fría o caliente? Te decimos.

Dicha interrogante ha dividido opiniones entre la comunidad fitness, pues muchos aseguran que lo mejor es ducharse con agüita caliente, mientras que otros aseguran que lo más aconsejable es bañarse con agua fría para una mejor recuperación después de un entrenamiento exigente.

Aunque estas dos posturas son correctas, los especialistas aseguran que lo mejor es unir ambas modalidades de baño: empezar con una ducha caliente y terminar con una fría.

¿Cuál es la mejor forma de bañarse: agua fría o caliente?

Los deportistas profesionales suelen optar por bañarse con agua fría e incluso se sumergen en bañeras de hielo después de entrenar, ya que les ayuda a recuperarse, les reduce el dolor muscular y la rigidez, lo cual es causado por un microtrauma, que se trata de pequeñas roturas en las fibras de los músculos.

De esta forma al someterse al frío se produce un efecto llamado vasoconstricción, es decir, que los vasos sanguíneos se contraen, reduciendo el flujo de sangre. Es así como se cree que el enfriamiento disminuye el dolor y el daño muscular, la hinchazón y la inflamación.

No obstante, la médica y fundadora de Avid Sports Medicine en San Francisco, Veronica Jow, sostiene que “estas suposiciones no se basan completamente en investigaciones y dependen del tipo, el momento y la frecuencia del ejercicio".

Lo que se aconseja es que una vez concluida la rutina de ejercicio esperar al menos 20 minutos para que el cuerpo regrese a su temperatura y frecuencia cardíaca normal, pues en caso de no hacerlo, los cambios bruscos de temperatura a nivel corporal podrían atraer respuestas fisiológicas indeseadas.

Es así como, tal como lo mencionábamos en un inicio, lo aconsejado por los expertos es iniciar la ducha con agua caliente, después pasa a tibia y ve bajando la temperatura hasta que en los últimos dos minutos de tu baño termines con agua fría.

“Empieza (tu) ducha con una temperatura tibia para que el cuerpo no se afecte por el cambio de temperatura. A medida que la temperatura corporal se adapte a la temperatura, puedes empezar a enfriar el agua. Durante los últimos dos minutos de la ducha, enfría la temperatura hasta el punto que puedas resistir y asegúrate de que los chorros de agua entren en contacto con los principales grupos musculares", explicó Karly Mendez, licenciada en ciencias de fisiología del ejercicio y especialista en rendimiento humano de Memorial Hermann IRONMAN Sports Medicine Institute en Houston, Texas.

Así que ya sabes después de tu larga rutina de ejercicio lo mejor es que inicies tu baño con agua caliente y lo concluyas con agua fría para evitar afectaciones a tu salud. Con información de Nike