Un gran trozo carne humeante, con grasa que escapa a los costados y un olor que inunda la habitación se come, por costumbre, bajo los parámetros que el sociólogo Norbert Elías enunció como "lo que se permite o se prohíbe en la sociedad 'civilizada'".
Hasta la fecha, uno de los textos en los que se basan estas "buenas costumbres" es el Manual de Carreño, un libro escrito por el venzolano Manuel Antonio Carreño que, como pedagogo, redactó 10 normas para la etiqueta en diversas situaciones sociales, donde incluso determinó de qué forma debía comerse la carne.
Carreño consideró que saber proceder con los alimentos era parte de "los deberes para con la sociedad" y señaló que, aunque en América se cortaba toda la carne antes de comerla, "esto no resulta de buen gusto en Europa y otros países".
"Lo más correcto", señaló en su manual. "Es cortar un pedacito de carne a la vez, proceder a introducirlo en la boca con el tenedor y, luego, cortar el próximo pedacito".
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De esta forma se asegura que el comensal no haga muecas, "ademanes excesivos" o haga ruidos al masticar los alimentos. Por otro lado, el pedagogo recomienda no hacer ruido con los cubiertos en el plato.
"Todos estos pueden resultar desagradables y, hasta insoportables, para algunos presentes", dijo.
Sin embargo, estas costumbres son relativas a la época en la que se aplican. En el "Proceso de la civilización", Elías documentó parte del cambio en las normas para consumir carne. Por ejemplo, en la época medieval, las mesas contaban con pocos cubiertos y la carne se presentaba de manera colectiva.
"Cuando la carne se presenta en bandejas cada uno suele cortarse un trozo, tomarlo con la mano y depositarlo en su plato, si es que hay platos, si no se deposita sobre una gruesa rebanada de pan", escribió.
En otros tiempos históricos eran más bien los niños quienes partían la carne en trozos para comerla, siempre con la mano derecha "cogiendo con decencia el pan o la carne solamente con tres dedos".
Pero fue ya en 1714 que comer carne con las manos comenzó a ser mal visto, o, al menos, así lo registra el texto Civilité françoise citada por el sociólogo, donde señalan que: "Cuando os sirvan carne, no es educado cogerla con la mano; es preciso alargar el plato con la mano izquierda, teniendo el cuchillo y el tenedor con la derecha".
Este texto también apunta a que la carne no debe darse a oler a otra persona, ni los huesos de la misma deben ser tirados al piso.
Así mientras unas costumbres se mantenían, otras desaparecían hasta que, con el tiempo, comenzaron a estructurarse reglas como pinchar la carne con el tenedor antes de cortarla.
"Despedazar los trozos de carne pasa aquí por ser un signo de rusticidad mientras que cortarlos se tiene como señal de comportamiento urbano", señalaría La Civilité honete pour les Enfants en 1780.
Las relaciones entre el ser humano y la carne han sido muy significativas con el paso del tiempo. Actualmente, apenas unas cuantas cosas se comen con las manos, lo que mantiene viva "las buenas costumbres" de hace miles de años.