Existen dos tipos de personas: aquellas que se levantan a la primera alarma que suena y aquellas que posponen una y otra vez sus alarmas antes de finalmente levantarse. ¿A cuál grupo perteneces? Antes de que respondas, queremos decirte que, si eres del segundo tipo, no debes sentirte culpable, ya que un nuevo estudio sugiere que podría tener beneficios para el cerebro.
En Suecia, un grupo de investigadores analizó el sueño de más de 1,730 personas. Los resultados se publicaron en el "Journal of Sleep Research".
Según la información, el 69 por ciento de los participantes admitió utilizar la función de posponer sus alarmas, y generalmente eran personas más jóvenes y activas en diferentes momentos del día.
En un segundo estudio, evaluaron el rendimiento en memoria y aritmética inmediatamente después de despertarse por la mañana y repitieron las pruebas a lo largo del día.
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Aquí es donde los expertos encontraron algo interesante: las personas que durmieron 30 minutos adicionales después de posponer la alarma obtuvieron mejores resultados que el otro grupo.
Sin embargo, los datos mostraron que este beneficio solo duraba alrededor de 40 minutos.
Entonces, ¿es malo posponer la alarma?
La respuesta corta es no, a menos que llegues tarde al trabajo o a la escuela. Si decides darte unos minutos adicionales después de que suene la alarma, no hay problema.
No obstante, se recomienda no exceder los 30 minutos, para que estas breves siestas te ayuden a sentirte más despierto cuando finalmente te levantes.
¿Por qué algunas personas posponen la alarma y otras no?
En general, posponer la alarma puede deberse a varias razones muy comunes, que van desde la falta de sueño y la dificultad para despertar hasta hábitos irregulares de sueño. Incluso se cree que el estrés puede ser un factor importante.