Seguramente te ha pasado que haces el súper y al llegar a tu casa y guardas tus compras te encuentras con una lata de atún, sopa u otro alimento, y no te diste cuenta que… chan chan chan… ¡está abollada!
Algunos pensarán que no pasa nada y se comen la sopita o atún, pero algunos más cautos desechan el producto.
El enlatado de los alimentos evita que se dañe y se contamine con moho y bacterias.
Pero, ¿por qué es peligroso comer los alimentos de latas abolladas?
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), antes de comprar un producto enlatado debes fijarte que no esté oxidado, roto, abollado o perforado.
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La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que en general pequeños hundimientos o abolladuras no afectan la integridad de las latas y no representan un riesgo para consumir los alimentos.
Sin embargo, si tiene una abolladura, esto quiere decir que se rompió la condición anaeróbica de la lata y bacterias pueden entrar y causarte una enfermedad transmitida por los alimentos.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) define una abolladura profunda como cualquier muesca en la que puedas poner tu dedo al examinar la lata, ésta podría tener puntos afilados.
Además, la autoridad de EU indica que las latas rotas pueden causar botulismo, una forma mortal de intoxicación alimentaria que ataca el sistema nervioso.
Los síntomas de botulismo son visión doble, párpados caídos, dificultad para tragar y para respirar.
¿Qué hacer con las latas abolladas?
La Secretaría de Salud de México indica que éstas deben separarse y, de ser posible, devolverse a la tienda o tirarlas a la basura, pero al desecharlas tiene que retirar su contenido par que nadie más las consuma.
Entonces, recuerda revisar que tus latas no estén abolladas antes de comprarlas, además de limpiarlas y desinfectarlas antes de abrirlas.