En sándwiches o tortas, el jamón es uno de los embutidos más socorridos por las personas en México, esto debido a que tiene un bajo costo, es de fácil elaboración y suele tener un buen sabor. Si alguna vez te has preguntado qué tan sano es consumirlo, te damos la respuesta y, de paso, conocerás qué contiene.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) realizó un estudio para determinar la calidad de las marcas de jamón que se venden en México, si cumplen con lo que ponen en su etiquetado y respetan las medidas sanitarias. Asimismo, determinó de qué están hechos algunos de estos productos.
¿De qué está hecho el jamón?
Todas las marcas de jamón que se venden en México deben respetar la NOM-158-SCFI-2003, donde se determinan las cantidades mínimas de carne que deben tener los productos, ya sean de cerdo o pavo. Los jamones comerciales presentan hasta un 12 por ciento de proteína libre de grasa, mientras que los jamones económicos sólo un 10 por ciento.
De acuerdo con el estudio de Profeco, presentado en la Revista del Consumidor de agosto de 2020, los jamones no sólo contienen carne (de cerdo o pavo), sino que también poseen: un 2 por ciento de soya, un 10 por ciento de fécula (es decir, almidones), hasta un 76 por ciento de agua y un 10 por ciento de grasa; aparte de altas cantidades de sodio.
Te podría interesar
En este mismo estudio, la dependencia federal advirtió que esta clase de embutidos también cuenta con una serie de productos dañinos para las personas con alergias: como gluten y leche. Las féculas usadas son de papa, maíz y hasta chorizo; aunado a la carragenina, una sustancia que ayuda a que el producto tenga una mayor retención de agua.
¿Qué tan bueno es el jamón para la salud?
Al igual que en todos los comestibles o bebidas, el consumo debe ser moderado. La organización El Poder del Consumidor analizó lo que aporta el jamón a las personas y así determinar qué tan sano es: por ejemplo: una sola rebanada da 138 miligramos de sodio, lo que es el 7 por ciento de lo que debe ingerir un adulto cada día.
En cuanto a la grasa, El Poder del Consumidor determinó que hay dos gramos de grasas saturadas por cada rebanada, lo que representa hasta el 37 por ciento de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada día. Pero lo más dañino del jamón son sus aditivos.
La carragenina que tiene el jamón, según la OMS, puede agravar los síntomas de las enfermedades gastrointestinales y causar daños al sistema inmunológico; aparte de que está clasificado como un carcinógeno, es decir, sustancias que aumentan la posibilidad de padecer cáncer.