De pie, bajo la sombra de los escasos árboles del paradero de transporte público, Basilia Cruz observa los camiones verdes y morados que esperan en fila para cargar pasaje en Huipulco. Tiene 64 años, es transportista de pasajeros y es propietaria de un autobús modelo 2020. Pero lejos de sentirse segura con su inversión, siente coraje.
Basilia Cruz y otros 14 concesionarios de Ruta 70, al sur de la Ciudad de México, están endeudados y a punto de ser demandados por la empresa Daimler Financial Services.
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Entre 2018 y 2019, los transportistas firmaron sendos contratos con la financiadora para adquirir nuevos camiones Mercedes-Benz y participar en el proceso de renovación de unidades del transporte público. Pero una pandemia y una tasa de interés del 16 por ciento a cinco años se interpusieron en su camino.
A pesar de haber invertido hasta 800 mil pesos por persona en la compra de nuevos camiones, los concesionarios de Ruta 70 cayeron en cartera vencida y no sólo corren el riesgo de perder las unidades, también sus ahorros invertidos.
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“Cuando empezó la pandemia, yo tenía siete meses de haber empezado a pagar la unidad. Iba al corriente, porque no me niego a pagar, somos gente honesta, pero por la pandemia me empecé a atrasar. Soy una persona de la tercera edad, le eché ganas a trabajar más joven para hacerme de esa unidad, para ahorita en mi vejez tener para mantenerme, pero me la están arrebatando”, expone Basilia con disgusto.
La pandemia de COVID-19 redujo el número de pasajeros que atraviesa diariamente la ciudad, disminuyendo los ingresos de los transportistas. Pero los problemas económicos del gremio responden sobre todo a la inflación: mientras el pasaje por persona pasó de 1.50 pesos en 1995 a 6 pesos en 2022, el litro de gasolina creció de 2.24 a casi 24 pesos en la actualidad, por poner un ejemplo.
Apenas este lunes, en el marco del cierre de 12 estaciones de la Línea 1 del Metro por remodelación, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, reiteró el llamado a los concesionarios para que se acojan al programa de chatarrización de su administración, con el fin de que para el término de este sexenio ya no estén en circulación las viejas unidades de microbuses, las cuales estimó aún restan 2 mil en la capital.
¿Cómo opera la "chatarrización" de los microbuses?
Daimler Financial Services es una empresa dedicada a brindar planes financieros y seguros para facilitar la compra de vehículos, con más de 25 años de presencia en México. La financiera pagó el costo de 15 camiones de Ruta 70 a la agencia automotriz Mercedes-Benz. Ahora, los transportistas tienen una deuda vencida con la financiadora, que busca recuperar los camiones desde hace dos años.
Martín Mora, también transportista de Ruta 70, explica que firmaron contratos de compra de nuevos camiones para respetar sus títulos de concesión, mismos que indican que después de 10 años de vida útil sus antiguas unidades debían salir de circulación.
“Si una unidad en 2018 nos valía de contado 1 millón 200 mil pesos, con el financiamiento llegó a casi 2 millones de pesos. Ese es nuestro problema. Decidimos cambiar los camiones por ir de acuerdo a lo que marca la ley, pero no hemos tenido apoyo del gobierno”, explica en entrevista.
Rebasados por el tamaño de la deuda, los transportistas dejaron de pagar las letras de cambio que corresponden a cada camión nuevo, y consiguieron asesoramiento de la organización El Barzón, especializada en conflictos financieros.
No rechazan el deber de seguir abonando pagos a su deuda, pero exigen que su situación económica sea tomada en consideración.
“De que debemos, debemos. Queremos pagar. Pero queremos pagar a como vaya dando la situación, porque no hay movimiento desde la pandemia”, reclama Martín Mora.
Bono de chatarrización, insuficiente para concesionarios
El Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Movilidad, propuso como parte del Plan 2021-2023 la renovación de 6 mil microbuses grises por unidades nuevas con tecnología EURO V+, que supone una reducción en las emisiones de óxido nitroso (un gas de efecto invernadero) y partículas, sustancias que afectan a las personas al respirarlas del aire.
Para ello, planteó la inversión de 890 millones de pesos anuales y diversos esquemas de sustitución de unidades, entre los que figura la voluntad de concesionarios individuales de participar del proceso de renovación “a mano alzada”.
Los concesionarios propietarios de microbuses con más de 10 años de antigüedad tienen la posibilidad de optar por un “bono de chatarrización”, un apoyo de 450 mil pesos otorgado para la compra de nuevos camiones a quienes entregan sus viejas unidades para la reutilización de su materia prima.
Algunos de los concesionarios de Ruta 70 participaron del programa de chatarrización en los gobiernos previos al de Claudia Sheinbaum Pardo, cuando el monto del bono sumaba apenas 100 mil pesos.
Pero ni 100 mil ni 450 mil pesos han permitido a transportistas sobreponerse a la necesidad de contar con trabajos secundarios que les permitan invertir casi 2 millones de pesos en camiones nuevos y en repuestos para su mantenimiento.
“En esta situación en la que estamos ya no alcanza ni para mantener a nuestras familias. Mi camión se descompuso y le acabo de meter 55 mil pesos. Tuve que ir guardando dinero por si algo sucedía, y lo primero que sucedió es que se descompuso el camión. Si yo no tuviera otro trabajo, ¿de dónde agarro para sacar adelante el camión? Ya no sale, con la tarifa que tenemos no alcanza para nada”, comparte Gabriel Onofre, transportista.
Ello a pesar incluso de la reciente alza de la tarifa del transporte público, que subió 1 peso; y ahora es de mínimo 6 pesos en microbuses y 7 pesos en autobuses.
Basilia Cruz no ha podido disfrutar de los ingresos que en su juventud imaginó tendría como concesionaria del transporte público. No es la única, asegura. Como ella, otras mujeres transportistas buscaron asegurar recursos para su vejez en el sector del transporte público y hoy se sienten agobiadas por la crisis.
“Si por tener una unidad piensan que somos ricos, ¡no! Estamos como todos, al día. Así como yo, somos muchas concesionarias ya grandes, era nuestra esperanza, era nuestra ilusión que de más grandes íbamos a tener para medio comer. Hoy nos están arrebatando nuestro trabajo, la lucha que hicimos por tener esas unidades”, comenta.
Los transportistas de Ruta 70, que va del Estadio Azteca al Ajusco, consiguieron asesoría legal y se mantienen a la espera de recibir novedades sobre la demanda que promete interponer en su contra la empresa financiera a la que recurrieron para ofrecer un mejor servicio de transporte, una de las condiciones para el alza de la tarifa desde el mes pasado.