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VIOLENCIA

Los ‘fantasmas’ de Jerez: así ‘profanaron’ los narcos las casas de los desplazados

Ahuyentados por el terror de los crímenes, los habitantes desplazados de Jerez dejaron sus viviendas a merced de los criminales, quienes saquearon, pelearon y hasta invadieron sus espacios.

Las casas de los desplazados fueron saqueadas y hasta usadas como guaridas en enfrentamientos entre grupos del narco y con autoridades. Créditos: Daniela Mena / Grupo Fórmula
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Las casas de Laura y de María estaban saqueadas a su vuelta, casi 8 meses después. Pero, la de María además fue una escena del crimen, donde murió un elemento de la Guardia Nacional en un enfrentamiento con civiles, muy seguramente criminales. Los pueblos fantasmas de Jerez a causa de los desplazados forzosos no estaban vacíos, sólo se fueron sus habitantes.

Pero llegaron los criminales. A saquear, a destruir y hasta habitar las viviendas vacías de sus legítimos propietarios para llenarlas de su ignominia. Comida a medio consumir, disparos en las paredes, las puertas y los enseres y hasta ropa sucia son algunas de las huellas que los criminales dejaron en las casas de los desplazados de Jerez. Esta información es parte de la investigación "Los fantasmas de Jerez: Las casas y las vidas que arrebató el narco".

Las casas saqueadas del crimen organizado

La señora Laura y su familia no visitaron Sarabia durante 8 meses. La primera vez que los desplazados volvieron fue cuando los militares los escoltaron en febrero pasado. Entonces encontraron su casa “hecha un desastre”.

“Yo no había venido aquí a la casa, apenas vine. Me sentía muy decepcionada, porque uno hace sus cositas con sacrificio para de la noche a la mañana perder todo”, dijo.

Le habían robado su estufa, su lavadora y le deshicieron su recámara. Y lo que no les había gustado, simplemente lo destrozaron.

Al llegar, descubrieron que los criminales habían entrado a robar porque los candados y las cadenas estaban rotos. Además, en el piso había ropa de toda la familia regada y manchada. Laura prefirió no llevarse nada. 

La casa de sus suegros estaba prácticamente igual. Sin embargo, en esta encontraron pruebas de que su hogar no se había quedado solo. “Aquí se bañaban los señores y nos dejaron unos calcetines todos mugrosos”, dijo la suegra de Laura. Los criminales tomaron las casas de los desplazados. 

Las casas destruidas por el crimen organizado

Había marcas de disparos en paredes y techos. Los muebles estaban destruidos; los vidrios rotos; los espejos estrellados; incluso las fotografías y los portarretratos estaban tirados, pero no se rompieron; sus pertenencias quedaron marcadas por los casquillos de bala y la sangre.

La vivienda de María en Sarabia fue la escena de un crimen: un enfrentamiento entre militares y sicarios de un cártel, sin importar cuál, dejó la muerte de uno de los agentes. La Fiscalía General de Justicia de Zacatecas puso sellos para controlar el acceso. 

“Yo no supe ni qué hacer porque fue un golpe muy duro, miré que estaba sellada y me dice un soldado: ‘no puede entrar’ y le digo pero ¿por qué no? Yo todavía peleaba, es que es mi casa”, cuenta.

Luego, llegaron más soldados y María siguió discutiendo para entrar a su hogar. Entonces uno de ellos dio acceso sólo si volvía a colocar los sellos en su lugar después de salir.

María volvía a su casa y a vigilar sus tierras en Sarabia cada 15 días o máximo una vez al mes, principalmente para cuidar a los animales del rancho.

Pero la última vez que acudió a su vivienda fue en octubre del año pasado, hace casi 6 meses. Entonces, María esperaba encontrar su casa como las otras de los desplazados, solamente desordenada y con daños, pero se llevó una sorpresa que la impactó a ella y a su familia.

“Lo primero que miramos fue que estaba bien baleada. Todos los cuartos, todo muy destrozado. Yo no me esperaba eso, fue un golpe muy duro. Yo esperaba encontrar la casa tirada, pero a mí no me dejaron nada”, recordó la víctima mientras se apretaba las manos.

El inmueble fue uno de los más dañados de todas las comunidades de desplazados porque hay rastros del enfrentamiento en toda la propiedad. Durante el operativo destruyeron una pared de la cocina y el techo de lámina de algunas habitaciones fue perforado con balas de alto calibre. Además, el crimen organizado se llevó varios muebles y la casa quedó prácticamente vacía.

Pese a todo, entre las pertenencias que una de sus hijas recuperó estaba el álbum de fotos de la fiesta de 15 años que también tenía “marcas de guerra”: un disparo impactó en las tapas del libro, que habían dejado en su hogar los desplazados de Jerez.