Los quesos de elaboración artesanal o de ciertas variedades italianas suelen tener una corteza (o costra) para protegerlos del exterior, pero esta parte no siempre es comestible y debes fijarte en algunos detalles antes de llevártela a la boca. A continuación te decimos qué aspecto debe tener y así sea apta para su consumo.
Por lo general, los quesos con corteza no se deben guardar en el refrigerador y suelen tener una mayor duración que los convencionales. Ahora bien, todas las partes son comestibles y cuentan con diferentes sabores, siempre y cuando, se trate de una cobertura natural y no artificial, la cual no debes de comer por ningún motivo.
¿Cómo saber si puedo comer la corteza del queso?
Las cortezas artificiales de los quesos no se deben de consumir, debido a que están elaboradas de materiales como ceras, parafinas o aceites minerales, de acuerdo con un artículo de Nius. En contraste, las cortezas naturales se fabrican con aceites, grasas de animales, especias, plantas aromáticas, entre otros ingredientes.
Ahora bien, ¿cómo distinguir cuando la corteza de un queso no es comestible? El detalle que revela si son artificiales (o no) es su aspecto: suelen tener tonalidades negras, amarillas o rojas, aparte de que son muy brillantes. Todas aquellas con un color marrón y una apariencia opaca son naturales e ideales para consumirlas.
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Pese a que las cortezas artificiales no causan daños a la salud, los expertos sugieren no consumirlos porque pueden ser de difícil digestión y cuentan con un escaso valor nutritivo. Este tipo de cubiertas se ponen a los quesos de bola o semicurados que podemos encontrar en cualquier supermercado.
¿La corteza natural de un queso es saludable?
Olga López-Cediel, una nutrióloga consultada por El Español, afirma que la corteza natural de los quesos se puede consumir, siempre y cuando, no haya estado mucho tiempo expuesta en un sitio donde cualquier persona lo pudiera tocar. Una de las señales de que se debe retirar y tirar en los desechos es la presencia de moho.
La especialista comparó la corteza natural de los quesos con la cáscara de una fruta o el cascarón de un huevo, pues consideró que son comestibles cuando el producto es nuevo o viene envuelto en algún paño o bolsa. Esta superficie está compuesta de bacterias que ayudaron a la fermentación y su valor nutritivo es menor a la parte interior del queso.
En ocasiones, los fabricantes de queso elaboran otros sabores a las cortezas y son conocidas como cortezas bañadas, según el portal Es Queso, entre los ingredientes añadidos se encuentran: agua, cerveza, vino o salmuera. Variedades como el Camembert o el Mozzarella tienen esta cobertura.