En la rutina diaria, sobre todo cuando debes correr de un lado a otro mientras tu enemigo es el tiempo, es probable que no siempre se pueda cocinar. Para estas situaciones, las latas con alimentos, como el atún, se han vuelto grandes aliadas. Sin embargo, hay un detalle que pocos ven y que es importante considerar.
Aunque las latas de conserva muchas veces son subestimadas y hay gente que dice que "eso no es comida", la realidad es que sacan del apuro. Si sueles comprarlas con frecuencia, seguramente has encontrado alguna abollada. A veces, puede ser que ésta sea la última en el supermercado y que te la lleves a tu casa. Este es un gran error que tendría consecuencias graves.
Para la revista Reader's Digest, la experta en nutrición del Culinary Institute of America, Suki Hertz, explicó que si bien puede haber casos en los que no represente peligro, todo depende del tamaño de la abolladura y la zona en la que esté. Si se encuentra en el borde, lo mejor es no comer el contenido de esa lata.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos define abolladura profunda como cualquiera en la que se pueda poner el dedo al examinar la lata y a menudo tiene puntas afiladas.
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Los alimentos enlatados están sellados para destruir cualquier elemento que pueda suponer peligro, además esto evita que se descompongan, al igual que sus conservadores. Sin embargo, cuando esa lata se abre y entra aire se pierde la protección. Además, si está en el borde, las bacterias pueden reproducirse. Quizá cuando abras tu lata veas que todo está normal, pero el alimento podría ya estar contaminado.
¿Cuál es el peligro de comer lo que esté en una lata abollada?
Las consecuencias son graves y contemplan el botulismo, que es una forma mortal de intoxicación alimentaria que ataca al sistema nervioso. En estos casos los síntomas incluyen párpados caídos, visión doble, dificultad para tragar y respirar.