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CULTURA

(FOTOS) El mágico descenso de kukulkán: el espectáculo del equinoccio en Chichén Itzá

Cada año, durante el equinoccio de primavera, cientos de personas se congregan en la zona arqueológica de Chichén Itzá para presenciar un fenómeno astronómico y cultural único.

Una oportunidad para conectar con la sabiduría ancestral de los mayas.
El equinoccio de primavera en Chichén Itzá.Una oportunidad para conectar con la sabiduría ancestral de los mayas.Créditos: Daniela Mena
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El equinoccio de primavera ocurre alrededor del 20 o 21 de marzo, cuando el día y la noche tienen casi la misma duración debido a la alineación de la Tierra con el Sol. Para los mayas, este evento marcaba el inicio de un nuevo ciclo agrícola y tenía una gran importancia espiritual y ritual.

Créditos: Zona turística

La pirámide de Kukulkán, también conocida como El Castillo, es una de las estructuras más impresionantes de la ciudad maya de Chichén Itzá. Su diseño geométrico no sólo refleja la grandeza arquitectónica de los mayas, sino también su avanzado conocimiento astronómico y matemático.

Créditos: Infobae

Cada una de las cuatro escalinatas de la pirámide tiene 91 escalones, que sumados a la plataforma superior dan un total de 365, el mismo número de días en el calendario solar.

Créditos: Heraldo de Xalapa

Además, la orientación del templo y la disposición de sus estructuras permiten que, durante los equinoccios, ocurra un juego de luces y sombras que simula el descenso de la Serpiente Emplumada.

El descenso de Kukulkán

A medida que el sol comienza a descender en la tarde del equinoccio, la luz del astro proyecta una serie de triángulos de sombra en la escalera norte de la pirámide. Estas sombras crean la ilusión de una serpiente ondulante que desciende lentamente hasta la base, donde se encuentran esculpidas las cabezas de la Serpiente Emplumada, deidad conocida como Kukulkán en la mitología maya.

Créditos: Diario 24 horas

Este fenómeno era interpretado por los antiguos mayas como una señal de la llegada de Kukulkán a la Tierra, simbolizando el inicio de la temporada de siembra y el equilibrio entre el cielo y la tierra. Se cree que durante esta fecha se realizaban ceremonias y rituales en honor a la deidad, agradeciendo por las cosechas y pidiendo prosperidad para el nuevo ciclo.

Hoy en día, el equinoccio de primavera en Chichén Itzá sigue siendo un evento de gran atractivo para visitantes de todo el mundo. Más que un espectáculo visual, es una oportunidad para conectar con la sabiduría ancestral de los mayas y admirar su legado en uno de los sitios arqueológicos más importantes de Mesoamérica.