El castillo de Nueva Apolonia localizado en Ciudad Mante, Tamaulipas; es una construcción que data de la época del Porfiriato. Se trata de una construcción que sobresale del terreno a unos metros de llegar a la comunidad.
Este gran edificio, deteriorado y semiabandonado por el pasar de los años, cuenta con una construcción y una fachada armonizada perfectamente con el entorno natural de la zona, ahí crecen las palmas de sabal mexicana.
Según los datos que se tienen este lugar, fue construido en los años de los 50, por lo que con el paso de los años se ha ido perdiendo parte de su estructura.
La construcción cuenta con una serie de construcciones pertenecientes a la antigua senda y una capilla. Ahí también existe un cementerio, donde reposan los restos de los antiguos dueños.
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Actualmente con el objetivo de revivir este histórico lugar, autoridades del gobierno del Estado de Tamaulipas, están reactivando para que más visitantes disfruten de esta parte del municipio de ciudad Mante.
Esta es una de las construcciones más imponentes que existen no solo en la región del sur, sino en toda la entidad, ya que recuerda los grandes tiempos que se vivieron en la región de México.
Otro de los atractivos del castillo es que se encuentra conectado con un pueblo llamado, esto mediante túneles los cuales eran usados para transportar alimentos, armas y otras mercancías.
Un lugar de cacería para el expresidente Porfirio Díaz
Ciro de la Garza Treviño, historiador, reveló que esta hacienda era frecuentemente visitada por el expresidente de México Porfirio Díaz, mismo que llegaba a este lugar para practicar la cacería en los terrenos.
Fue el 16 de enero de 1898, cuando en general llegó al territorio tamaulipeco, junto con su esposa, Carmen Romero Rubio, ellos fueron recibidos por el ingeniero Blas Escondria que en aquel entonces era dueño del castillo.
Está zona era abundada por diversas especies como el jabalí, el venado cola blanca, el faisán y la codorniz.
En 1999 don Ángel Sainz Trapaga comerciante de Tampico compró la propiedad como regalo para su hija Joaquina Sainz, quien décadas más tarde dejaría la hacienda en mano de su hijo Joaquín Walter Meade. Este año por primera vez este lugar fue adornado en las fiestas patrias y desde este punto se dio el grito.