El Ferrocarril en esta ciudad fronteriza, fue un acierto para el desarrollo económico y social de la ciudad, en un principio era tan solo una estructura de madera por lo que se construyó un nuevo inmueble de roca firme, tipo arenisca marina con estilo arquitectónico victoriano que fue terminado en 1918.
Fue la propia empresa ferroviaria Ferrocarriles Mexicanos quien se encargó de contratar a quienes diseñarían y construirían este importante proyecto siendo una compañía inglesa la que adquirió la forma y materiales de la localidad.
El proyecto de construcción tendría un costo de 150 mil pesos, con una sala de espera como área principal, la sección de venta de boletos que a la vez funcionaba como bodega de carga y expreso, habitaciones para el jefe de estación y su familia.
La planta baja es una nave de trazo rectangular con una longitud de 100 metros y un ancho que varía de 12.30 a 12.50 metros, con una orientación norte-sur.
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La historia señala que en la década de 1880, las ciudades más importantes para la importación y exportación eran Matamoros y Camargo, motivo por el cual, Nuevo Laredo impulsó este medio de transporte con dos rutas que llegaban a Laredo, a través de las líneas Tex Mex, procedentes procedentes de Corpus Christi y Galveston y Great Norton, desde Kansas y el Este de Estados Unidos.
Es sede del archivo histórico de la ciudad, ha sido utilizado para fines educativos y culturales, después de haberse remodelado en el 2002. También existe una segunda estación de ferrocarril en Nuevo Laredo, misma que fue edificada con ladrillo rojo en 1950, funciona como biblioteca municipal denominada "Estación Palabra, Gabriel García Márquez". Personas ilustres llegaron a Nuevo Laredo por medio de este transporte, se pueden nombrar Porfirio Díaz, Gabriel García Márquez y Adolfo López Mateos.