Una de las festividades favoritas de los tabasqueños es el Día de Muertos, así como llegar a los panteones municipales para visitar a sus familiares difuntos, llenando los sepulcros de velas y flores de cempasúchil.
Parte de las tradiciones, más allá del ritual católico que se realiza en el panteón, es poder reunirse en familia para disfrutar del pan de muerto y de los deliciosos tamales, y es gracias a esta convivencia, que surgen las leyendas terroríficas de la temporada.
Leyendas tabasqueñas
En México hay una variedad de leyendas que son tan famosas que han cruzado fronteras, por lo que otros países conocen la leyenda de La Llorona, El Charro Negro y El Chupacabras, incluso cada estado tiene su propia versión de éstas.
Pero no son las únicas, puesto que cada lugar del país tiene lo que los hace diferentes a otros, y Tabasco no se queda atrás, pues en el Edén de México, también hay leyendas que valen la pena compartir con el mundo.
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Canciones de ultratumba
Chico Ché fue todo un personaje icónico en el país, pues su estilo único y sus canciones marcaron a la sociedad y en especial a su natal Tabasco.
Luego de su fallecimiento fue enterrado en el Panteón Central de la ciudad de Villahermosa, y cuenta la leyenda que este famoso músico sale por las noches de la capilla de su tumba, vestido con su famoso overol, a recorrer los alrededores y tararear sus canciones.
El hombre serpiente de Cunduacán
Otra leyenda "tabasqueñísima" es sobre un hombre perteneciente al municipio de Cunduacán, quién en una festividad del pueblo se peleó con un hombre que venía desde Chiapas. Fue una pelea tan intensa que desencadenó en golpes, y que se dice que el tabasqueño ganó; sin embargo, esto no fue del agrado del chiapaneco.
Al regresar a su natal estado, en búsqueda de venganza y revancha, pidió ayuda de un brujo para poder ganarle a su vencedor; y fue al año de la anterior pelea que regresó al antiguo pueblo de Cunduacán a volver a desafiar a su antiguo contrincante.
Durante la pelea decidió usar sus nuevos poderes y convertirse en una gran serpiente, pero no contaba con que el otro hombre también invocara los propios y que se convirtiera en un rayo para así darle un mortal golpe y terminar con esta batalla, ganándole por segunda ocasión.
Una tarea divina
En Balancán existe una bella historia que proviene de la mitología yokot’an, donde se habla de cómo se creo el lugar de Los Tres Brazos, que es un sitio donde el río Grijalva, el San Pedro y San Pablo se unen con el gran río Usumacinta.
Se habla de la diosa acuática Ix Bolón, quien le ordenó al río Usumacinta que se dividiese en tres brazos, para así darles tareas específicas a cada uno de los ríos.
A un brazo se le otorgó la tarea de llevar agua a plantas y árboles, al otro río se le pidió que sus aguas se la den a los animales y el Grijalva sería el que ayudase al ser humano.
Todos estos son relatos orales que nuestros ancestros han pasado de generación en generación y que más allá de saber si la leyenda es cierta o no, lo importante es la cultura que transmiten y la identidad que brinda a la sociedad.
Y son estos mismos cuentos los que nos unen más como familia y nos hace querer a nuestro bello estado de Tabasco.