Nubes negras se avizoran desde Palacio Nacional. Aunque, por ahora, descarten que se trate de una tempestad... el temor a que el aguacero devenga en diluvio se siente presente en los pasillos del recinto. Semejante a un dolor de huesos que predice el mal tiempo.
Porque el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene las manos limpias, sí. Es honesto, también. Pero sus colaboradores no... y muchos de ellos se ensuciaron en el pantano para evitar que el plumaje del tabasqueño se ensuciara. Similar a una especie de anticonceptivo moral.
La venganza de Enrique Peña Nieto es inminente. Su intensidad aún es incalculable. Es probable que el material que tenga en contra de la Cuarta Transformación sea pólvora mojada. Meros petardos ante los bombazos que tiene Fiscalía General de la República en su contra. Pero, así como pueden ser cerillos contra un tanque, también hay la fuerte posibilidad de que sean misilazos que descarrilen a la maquinaria morenista.
La guerra ya inició. Todo apunta a que Gertz Manero y sus sabuesos le pisan los talones al priista. Tres carpetas de investigación en su contra, donde le achacan cinco delitos, es algo serio. Por menos de eso, gobernadores del país han pisado la cárcel. De hecho, por mucho menos de eso, mandatarios de otros países han terminado en prisión. Véase el caso Odebrecht.
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Es claro que el uso de la justicia, en este caso, es político y tiene tintes electorales. En los siguientes meses empezará la campaña por el Estado de México: si Delfina Gómez resulta electa en la entidad con el padrón electoral más grande del país, no habrá forma de impedir el triunfo guinda en 2024... y quizá en 2030 y lo que sigue. Esos comicios podrían representar el escopetazo con balas de plata que fulmine al Revolucionario Institucional.
Los propios priistas, cuyo actual líder también tiene investigaciones penales sobre sus espaldas, saben que la cargada judicial contra Peña Nieto (y, en esencia, contra el Grupo Atlacomulco) sería un golpe fulminante para ellos... y para la oposición. Por ello no se van a quedar con las manos cruzadas. La ruptura del pacto de la transición presidencial de 2018 se rompió y los morenistas saben que, como dice una de las leyes de Newton, a toda acción corresponde una acción de igual magnitud.
El ex presidente, molesto por la persecución en su contra, buscará vengarse desde su exilio autoimpuesto. Y para ello soltará material que involucra directamente a dos colaboradores cercanos de López Obrador. De acuerdo con el periodista de El Universal, Alejandro Aguirre, fuentes cercanas al priista le adelantaron que el primero de los videoescándalos saldrá en noviembre en contra de un hombre muy cercano a AMLO. Mientras que, el segundo, que saldrá en febrero de 2023, será hacia una colaboradora íntima del mandatario federal.
La única condición para que esos videos no salgan, agrega, es que haya una negociación para la elección mexiquense, además de que se frenen las investigaciones en su contra se frenen. Pero los hechos arrojan que es difícil que eso vaya a pasar. El presidente está echado para adelante y sabe que necesita ganar, a como de lugar, los comicios en el estado más poblado del territorio nacional.
Además, está confiado en que los 'bombazos' no mellarán en su popularidad, como tampoco pasó con los videos en contra de sus hermanos Pío y Martín. Ergo, Peña Nieto, que no es ningún santo y sí debe enfrentar consecuencias legales por sus actos, se queda sin margen de maniobra.
¿Contra quienes pueden ser esos bombazos?
Es probable que uno de los videos exhiba en posibles actos de corrupción a Alejandro Esquer, hombre de todas las confianzas del presidente, que se ha desempeñado como su secretario particular, así como administrador de sus finanzas y ex tesorero de Morena. Esquer, se sabe en el círculo del poder, es un operador político que actúa tras bambalinas para lograr los objetivos de AMLO.
Él fue quien encabezó la operación 'carrusel' mediante la cual se triangularon millones de pesos de origen desconocido a través del fideicomiso Por los Demás, creado supuestamente para apoyar a los damnificados de los sismos del 2017 y que fue multado con 197 millones de pesos (lo cual después fue revocado por el Tribunal Electoral). El periodista Raúl Olmos revela en su libro que la investigación contra la familia del presidente surgió de un informante anónimo de Palacio Nacional quien le sugirió indagar a Esquer.
La colaboradora íntima de AMLO, aunque es más difícil de dilucidar, puede tratarse de, Laura González Nieto, su asistente de toda la vida o alguna alta funcionaria de su gobierno. La incertidumbre se hace presente en el círculo presidencial.
Lo cierto es que la venganza de Peña Nieto tiene nerviosos a más de uno en Palacio Nacional... aunque lo traten de minimizar.