Dicen que en las listas de reproducción de Spotify de Alejandro 'Alito' Moreno suena mucho José Luis Perales... porque el priista se marchó y ¿a su barco le llamó libertad?
Con el pretexto de denunciar al Gobierno mexicano y al presidente Andrés Manuel López Obrador, el líder de los tricolores abandonó el país en un vuelo directo a Europa.
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El movimiento resulta sospechoso, pues se dio un día después a que las autoridades ministeriales de Campeche realizaron un cateo en su casa, donde encontraron toda una serie de lujos dignos de un jeque árabe: alberca, baños de mármol, así como un boliche dentro de la residencia.
No sólo eso, la gobernadora Layda Sansores exhibió (de manera ilegal, por cierto) un nuevo audio del líder priista, en donde arremete contra empresarios como Germán Larrea y Alberto Baillères, además de que salpica al ex consejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer.
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Además, dentro de toda esta cloaca, la mandataria de Campeche acusó a 'Alito' Moreno de chantajear a las diputadas priistas con fotos de desnudos... algo que es tan grave como los ilícitos de enriquecimiento ilícito por los que se le investiga.
En un mal cálculo político, el dirigente del Revolucionario Institucional decidió abandonar las fronteras nacionales en medio de la tormenta, lo cual abona más a la sospechas en su contra, además de que, al igual que hizo Ricardo Anaya, parece una forma de fugarse de facto del país.
Porque no tiene mucha autoridad moral que digamos para que le crean en Ginebra el argumento de que es perseguido político.
Por cierto, respecto a que voló junto a Santiago Creel, te contamos que en realidad fue una coincidencia, pues el panista viajó a Roma de vacaciones con su familia.
La bomba del NYT que también pega a la oposición
El texto del New York Times que desató la ira de Andrés Manuel López Obrador también le pega a la oposición a su gobierno.
En concreto, destacan las declaraciones sobre el financiamiento del gobierno estadounidense a la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, la cual parece que se mueve más por intereses político-partidistas que periodísticos y de investigación, como argumentan.