La organización Casa CEM denunció el uso de plomo en artesanías mexicanas y los problemas de salud que su uso podría estar generando en la población mexicana, especialmente en los niños.
En su informe "Toxicidad Mexicana: La cadena de suministros de los compuestos del plomo para las industrias de alfarería, plásticos y pintura", la organización reveló que de los 48 productores de alfarería tradicional que visitó para evaluar el uso de vidriados de plomo, solo siete de ellos participan en el programa Barro aprobado para trabajar en esmaltes sin este sustancia tóxica.
Pero la alfarería no es la única fuente de plomo, ya que debido a la falta de regulación existen pinturas y plásticos que contienen esta sustancia que resulta dañina para toda la población, especialmente para los niños. Y es que estos se pueden contaminar cuando juegan en sitios que han sido recubiertos con pintura con plomo o al comer en platos o recipientes hechos en alfarería.
"El problema de la exposición en los niños no solo refiere a las personas trabajadoras con productos que contienen plomo sino a la población en general dado que estos productos exponen el plomo a cualquier persona que lo usa", indicó Sofía Chávez, directora de Casa CEM en entrevista con Michelle Rivera para Radio Fórmula.
¿Cuáles son los riesgos de exponerse al plomo?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición al plomo tiene graves consecuencias, sobre todo, para la salud de los niños ya que puede atacar el cerebro y el sistema nervioso central, lo que provoca coma, convulsiones e incluso la muerte.
Además, puede causar:
- Anemia
- Hipertensión
- Disfunción renal
- Inmunotoxicidad y toxicidad en los órganos reproductores
- Discapacidad intelectual o trastornos del comportamiento.
Debido a su potencial perjudicial, el plomo es más peligroso para niños y personas embarazadas. Por ello, la OMS subraya que no hay una concentración segura de plomo en la sangre que pueda considerase exento de riesgo; pues incluso una concentración sanguínea de tan solo 3,5 microgramos por decilitro (µg/dl) puede afectar a los niños.