En memoria de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín, asesinados hace un año en el altar de una iglesia ubicada en Cerocahui, Chihuahua, este martes las campanas de diversas parroquias e iglesias en el país fueron repicadas por un minuto a las 3:00 de la tarde.
Desde el pasado 18 de junio, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) convocó a toda parroquia en México a celebrar una misa "en memorial de todas las víctimas de la violencia".
A través de un comunicado, el Episcopado dijo que elevó sus oraciones por todas las personas que han perdido la vida: "especialmente por nuestros hermanos sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín, a un año de su asesinato en la Sierra Tarahumara".
"Pidamos a Dios que toque los corazones de aquellos que perpetúan la violencia, para que encuentren el camino de la compasión y el respeto. María, Reina de la Paz, ruega por nosotros", escribió este martes en su cuenta de Twitter el CEM.
¿Qué pasó con los jesuitas?
En junio de 2022 fueron asesinados a balazos los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, así como el guía de turistas Pedro Palma, dentro de un templo de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique.
Por este crimen, autoridades señalaron a José Noriel 'El Chueco' como el responsable. Incluso la Fiscalía de Chihuahua ofreció una recompensa de 5 millones de pesos a quien proporcionara información para dar con su paradero y captura.
En tanto, en marzo de este año se dio a conocer que en Choix, Sinaloa, se encontró un cadáver que fue identificado por la hermana de José Noriel. Más tarde, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) confirmó que el cuerpo correspondía a Portillo Gil.
"Se confirmó que sí es José Noriel Portillo Gil la persona que encontraron muerta en Sinaloa. Ya se confirma con los estudios, me acaban de informar", dijo el mandatario en su mañanera.
Sin embargo, el doctor Luis Arriaga Valenzuela, rector de la Universidad Ibero en la Ciudad de México, acusó en entrevista con Ciro Gómez Leyva que esta muerte y la postura del gobierno de Chihuahua no daba justicia al caso de los dos sacerdotes jesuitas asesinados.