En pleno centro de México se erigen dos de los volcanes más representativos del país. El Popocatépetl, un gigante despierto que en las últimas semanas alzó las alertas en varios estados y el Iztaccíhuatl, otra mole volcánica conocida también como “La mujer dormida”.
Ambos volcanes son un símbolo del centro de México. Sus nombres se deben a una leyenda mexica en la que la princesa Iztaccíhuatl es engañada sobre la muerte del guerrero Popocatépetl y cae en un sueño infinito, que su enamorado veló eternamente a convertirse en volcanes.
En un sentido estricto y científico, el Iztaccíhuatl se creó como un complejo volcánico sísmicamente activo. La forma de sus cumbres la ha identificado por años como “La mujer dormida” y, como tal, se trata de un volcán dormido con una altura de 5 mil 286 metros sobre el nivel del mar (msnm) en el pecho, 5 mil 146 msnm en la cabeza y 4 mil 740 msnm en los pies.
Su formación geológica está constituida por “extensos derrames lávicos de andesita basáltica, con intercalaciones de depósitos piroclásticos como tobas y cenizas”, destaca la Universidad Complutense de Madrid.
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¿Cuándo hizo erupción el Iztaccíhuatl?
Hasta ahora, la actividad del Iztaccíhuatl es mínima y más bien es el Popocatépetl el que es considerado un estratovolcán despierto por las erupciones y emisiones de ceniza, gas y agua que tiene constantemente.
Sin embargo, en julio de 1868, hace más de 150 años, se registró una fuerte erupción volcánica, de acuerdo con el historiador Jesús Galindo y Villa, quien además aseguró que tras esta actividad “comenzaron enseguida a arrojar peñascos, los que al rodar hacia las faldas arrancaron grandes peñascos”.
Esta versión también ha sido retomada por el autor Miguel Guzmán Peredo para su libro “Las montañas de México. Testimonio de cronistas”. Sin embargo, por la constante inactividad que presenta, el Iztaccíhuatl no forma parte hoy en día de la lista de volcanes activos del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Conapred).