Los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl han formado parte del paisaje del Valle de México desde hace miles de años, por lo que su origen fue la inspiración para una de las leyendas más conocidas desde la época prehispánica que narra la triste historia del amor entre un guerrero y una princesa que terminó por un engaño.
De acuerdo con estudios geológicos, el ‘Popo’ tiene una edad aproximada de 730 mil años, mientras que ‘la mujer dormida’ tiene alrededor de 800 mil años.
En las últimas semanas, ‘Don Goyo’ ha mostrado una intensa actividad con constantes explosiones y fumarolas, por lo que las autoridades de Protección Civil elevaron el nivel del Semáforo de Alerta Volcánica a Amarillo Fase III.
Aunque aún se desconoce el motivo de la reciente actividad del Popocatépetl, hay una leyenda mexicana que puede explicarlo y está relacionada con su amada Iztaccíhuatl.
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La triste leyenda del amor de Popocatépetl e Iztaccíhuatl
De acuerdo con la leyenda prehispánica, antes de convertirse en volcanes, Popocatépetl era un apuesto y feroz guerrero que se enamoró de Iztaccíhuatl, la princesa tlaxcalteca más bella de todas, quien correspondió su amor.
Para sellar su compromiso, el guerrero pidió al padre de la doncella que le concediera su mano, a lo que éste accedió con la condición de que volviera a salvo de la guerra que su pueblo libraba contra el pueblo mexica.
Con la promesa de regresar para casarse con su amada, Popocatépetl partió a la batalla. Sin embargo, mientras estaba en campaña uno de sus rivales que también estaba enamorado de Iztaccíhuatl la engañó afirmando que su prometido había muerto en campaña.
Al enterarse de la noticia de la falsa muerte de su prometido, la hermosa princesa quedó desconsolada y poco después murió de tristeza.
Luego de algunos días, Popocatépetl regresó de la batalla victoriosa para poder casarse con Iztaccíhuatl, pero al llegar a su hogar fue recibido con la triste noticia de su muerte. Cuentan que el joven devastado vagó durante varias noches por las calles hasta que encontró la forma de honrar a su amada princesa.
Así, el guerrero tomó a su enamorada en brazos y subió a la cima de un cerro; ahí la recostó y se arrodilló junto a ella con una antorcha en la mano dispuesto a velar su sueño por toda la eternidad.
Los amantes tlaxcaltecas se convirtieron en dos volcanes que permanecerán juntos por millones de años: el ‘Popo’ y ‘la mujer dormida’.
De acuerdo con la triste leyenda del amor entre el guerrero y la princesa tlaxcaltecas, cuando Popocatépetl recuerda a su amada Iztaccíhuatl se vuelve a encender su antorcha, razón por la que hasta el día de hoy el volcán sigue emitiendo fumarolas y explosiones.