Desde la distancia, la fumarola del Volcán Popocatépetl anunció la caída de ceniza, un polvo denso que cubrió los coches, las plantas y hasta el agua de zonas recreativas y ecológicas tras la erupción volcánica que ha llegado a alerta Amarilla Fase 3 en las últimas semanas.
En los alrededores de “Don Goyo” bosques, cascadas y parques ecológicos atraen a turistas interesados por las atracciones naturales en los límites de Puebla, Morelos y la Ciudad de México.
El radio de lanzamiento del Popocatépetl se extiende varios kilómetros a la redonda, según los mapas del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). Los fragmentos incandescentes llegan a 5 kilómetros (km) del cráter y a los 3.5 km de los poblados más cercanos, sin contar que el gas, agua y ceniza alcanzan distancias más largas.
La naturaleza “Don Goyo”: los efectos de una erupción
“Estamos tranquilos porque nosotros hemos hecho la vida con el volcán desde que nacimos y estamos ligados a la tierra”, dijo a Grupo Fórmula Rafael Parrilla, director del Parque Nacional Bosque Esmeralda, ubicado a 10 kilómetros del Popocatépetl y para quien la caída de ceniza se ha vuelto parte de la vida cotidiana.
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Con la erupción del pasado 20 mayo, la afluencia del Parque se redujo en un 80 por ciento, frenando algunas actividades y reduciendo los ingresos del lugar; mientras se toman medidas preventivas para que la ceniza no se vuelva piedra en las actividades acuáticas o afecte el avistamiento de las luciérnagas que está próximo a su apogeo.
Como el Parque Esmeralda hay por lo menos otras seis zonas ecológicas y recreativas en las faldas del Popocatépetl afectadas, de una u otra manera, por el volcán. Entre ellas, el Santuario de Mariposa de Atlautla, el Bosque de Árboles de Navidad, el Salto Cascada Las Minas, la cascada Nexplayantla, El Paso de Cortés y Metepetl.
La ceniza es sólo una de las complicaciones. "La lava es incandescente, llega al pastizal o llega al bosque y eso puede generar incendios", comentó, aunque en mayo ese problema se mitiga con la temporada de lluvias. "Por ejemplo, en diciembre el volcán entra en actividad. La temporada es de secas, es de estiaje y entonces ha generado incendios forestales justamente en las faldas del volcán Popocatépetl".
Tras años de mantener el Parque, Parrilla sabe que la ceniza es parte del ciclo natural del terreno donde mantiene sus actividades. “Ya llega fría”, explicó y al caer sobre la tierra se incorpora a ella por medio de una reacción química que "ayuda a fertilizarlo".
Además, espera que este escenario no afecte significativamente a las 385 mil luciérnagas que se avistan en el Parque y que se encuentran actualmente en estado pupario (etapa entre larva y adultez, también llamado crisálida) a 25 o 30 centímetros por debajo de la tierra. De una u otra forma la naturaleza se adapta al Popocatépetl.
"La ceniza cayó y el agua de alguna manera ayuda a la filtración. No le genera ningún ningún efecto negativo (al suelo del Parque), insisto, forma parte de la fertilidad del suelo", señaló Parrilla. "En la parte terrestre los animalitos que se bañan de ceniza, se sacuden, es decir, la naturaleza la vida silvestre tiene la capacidad de adaptarse a las condiciones naturales".
Vivir de la tierra con la ceniza del Popocatépetl
Para los agricultores el panorama es un poco menos favorable, más allá de la fertilidad. “Los frutales se queman y no se desarrolla el fruto”, escribieron en Sin Ruta al compartir imágenes de duraznos bañados en ceniza que no servirán para su venta.
Tampoco es todo color de rosa en la convivencia con el Popocatépetl. Aunque la afluencia se redujo, las limitaciones y medidas son aplicadas para quienes visitan el Parque con cubrebocas y ardor en los ojos por la ceniza.
Las emisiones obligan una limpieza constante. El Parque tiene que limpiar sus espacios y cuidar el agua de sus actividades con programas muy específicos:
“El día de ayer cayó un aguacero prominente y se hizo cargo de sacudir prácticamente la ceniza de los árboles, de los techos”, recalcó el director. “Afortunadamente nuestro sistema de desarenadores entra antes de que llegue (el agua con ceniza) al lago. Obviamente esa agua y esos sólidos se van decantando”.
Entre el latente riesgo de incendios forestales, masas de ceniza en las tuberías y la pérdida de cultivos, decenas de áreas naturales son resguardadas a la espera de que el volcán Popocatépetl vuelva a descansar hasta nuevo aviso.