La Compañía de Jesús y el padre Raúl Ávila, excompañero de dos jesuitas asesinados en Cerocahui, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua en junio pasado, respondieron a la información relacionada con el supuesto atacante de los religiosos, José Noriel Portillo, "El Chueco", cuyo cuerpo identificó su hermana este miércoles tras un asesinato en Sinaloa el pasado fin de semana.
Los jesuitas tomaron con cautela la información, de la cual el propio gobierno federal dijo que seguiría investigando, y se pronunciaron contra la violencia que derivó en el crimen en la comunidad de Choix, en Sinaloa; además, lamentaron el deceso de la persona, sea quien sea.
Pero también lamentaron que en caso de que se tratara de "El Chueco", esto sólo sería una derrota para el sistema de justicia mexicano.
"Si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara.
"Por el contrario, la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial.", dijo la Compañía de Jesús en México.
En tanto que en entrevista para "Atando Cabos" con Denise Maerker en Grupo Fórmula, el padre Raúl "Pato" Ávila reprochó a las autoridades que en caso de que sí se trate de "El Chueco", demostraría la incapacidad para acceder a la justicia en México.
"Esto no fue un triunfo, fue un fracaso porque se demuestra que pues no, no fue posible que se llevara un proceso en donde se le detuviera se lo investigara, fueron nueve meses y en algún momento yo lo comenté frente a las autoridades: les van a entregar el cuerpo y eso va a ser una derrota para ustedes.", aseguró el religioso.
En el comunicado, los jesuitas llamaron a que se cumpla con las medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la semana pasada a favor de 11 integrantes de la comunidad jesuita de Cerocahui, 8 padres y 3 religiosas, de modo que se les permita seguir con sus actividades y se les garanticen condiciones de seguridad.
"Los jesuitas nunca hemos callado ni callaremos ante la violencia y la deshumanización. Seguiremos en la sierra Tarahumara y en otras regiones de México, trabajando para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social", dice el mensaje.
El pasado 20 de junio, dos padres jesuitas, Joaquín Mora y Javier Campos, fueron asesinados en una iglesia de Cerocahui en el municipio de Urique, en la sierra Tarahumara de Chihuahua. El crimen fue parte de un multihomicidio ocurrido ese mismo día en la localidad que cobró la vida de un jugador de beisbol, Paul Osvaldo, y un guía de turistas, Pedro Palma.
Los crímenes se le adjudicaron a "El Chueco", líder criminal de esa zona y quien era buscado ya por las autoridades mexicanas al menos desde 2019. Tras los asesinatos, los jesuitas reclamaron a las autoridades que se hiciera justicia; sin embargo, a 9 meses de los hechos, el supuesto responsable no ha tenido un proceso judicial y aparentemente, terminó como víctima de otro delito.