Los colegios que usan la metodología Montessori son diferentes al resto de escuelas comunes en muchas cosas, pues no hay maestros en ellas, no hay tareas, priorizan el aprendizaje y no hay grados de estudio, sino que los estudiantes van avanzando en niveles educativos.
Dicha metodología fue creada por Maria Montessori, una mujer que nació en Chiaravalle, Italia, que en los inicios de su formación se se interesó por las matemáticas, luego por la medicina y posteriormente por la educación de los niños con retrasos mentales.
La mujer estudió a dos pioneros en el campo de la educación para niños, Jean Itard y Edouard Séguin y, en 1901, fue designada directora de una clínica psiquiátrica, donde puso en práctica la idea de un enfoque científico con el que logró que ocho niños aprobaran el examen oficial de aptitud en lectura y escritura para "niños normales".
Así, con la experiencia, comenzó a desarrollar el método actual que se caracteriza por proveer un ambiente ordenado, estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños.
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Hoy en día, las aulas Montessori las integran niños de diferentes edades, las cuales están agrupadas en períodos de 3 años cada una, mientras que todos trabajan con materiales concretos científicamente diseñados y son acompañados por un adulto que sirve como guía en el aprendizaje.
Pero... ¿por qué son distintas estas escuelas de clase media-alta?
El propósito de la educación Montessori, de acuerdo con información de la Escuela Montessori de la Ciudad de México, es ayudar a los niños en su tarea de autoconstrucción a través de las etapas sucesivas de desarrollo, que van desde la infancia hasta la edad adulta.
En ese sentido, señalan que los principios de estas escuelas están basados en el desarrollo natural de las y los niños, proporcionando un modelo en el que son impulsados hacia un crecimiento sano, con su propio ritmo, y de acuerdo a sus capacidades individuales.
El hecho de que los grupos sean de diferentes edades presuntamente promueve la socialización, el respeto y la solidaridad entre ellos.
Por otra parte, el ambiente preparado les ofrece oportunidades para comprometerse en un trabajo interesante, elegido libremente, que propicia prolongados períodos de concentración, mientras que la libertad les permite convivir como una pequeña sociedad en el aula.
Asimismo, los materiales concretos les brindan las llaves para explorar el mundo y para desarrollar habilidades cognitivas básicas y hacerse responsables de su propio aprendizaje.
Por último, los guías están en los salones para ayudar y estimular a las y los niños en todos sus esfuerzos por aprender algo nuevo, pensar por sí mismos, ayudarles a desarrollar confianza y disciplina interior.
La educación en la escuelas Montessori cubre todos los períodos educativos de desarrollo, los cuales contemplan desde el nacimiento de cada uno de los niños y hasta los 18 años._con información de Escuela Montessori de la Ciudad de México y Fundación Argentina María Montessori.