Annie Pardo Cemo, madre de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, impregnó en su hija la dualidad entre ciencia y política al crecer junto a ella como una figura de investigación, pero también como una mujer políticamente activa desde su juventud.
“Para bien o para mal toda madre influye en sus hijos, eso es indudable”, dijo en entrevista con Grupo Fórmula. “Escuchaban mucho lo que mis amigos platicaban, siempre comentábamos las noticias del periódico. Había un ambiente muy, muy politizado en el entorno familiar y amistoso”, recordó.
Pardo Cemo comenzó desde joven militar en el Partido Comunista, formar parte del Movimiento Ferrocarrilero y las protestas estudiantiles de 1968, pero la lucha social la llevó en la sangre por sus padres, ambos judíos, ambos de Bulgaria llegados a México tras la Segunda Guerra Mundial.
“Mi familia siempre tuvo la idea de que debía haber justicia, venían como perseguidos de guerra”, dijo.
Años más tarde, conoció a Carlos Sheinbaum Yoselevitzen en Guadalajara, un militante político que se convertiría en su primer esposo y padre de Julio, Adriana y Claudia Sheinbaum. “Parte de las cosas que nos identificaron fue que yo siempre tuve inquietudes sociales”, explicó.
Este ambiente social perpetuó en la casa de la familia Sheinbaum-Pardo. Era común encontrarse dentro a una figura como Raúl Álvarez Garín y “Chata” Campa, líderes del movimiento estudiantil de 68 y grandes amigos de los padres de Claudia Sheinbaum, quienes para ese momento militaban en varias causas sociales.
Las hijas de Annie Pardo solían estudiar y hacer deportes o actividades extracurriculares. Todo mientras veía a su madre dividir su tiempo entre la investigación, el cuidado familiar y el activismo social. Ella iba, venía, los recogía y los llevaba a donde necesitaran.
“Muchas veces los recogía y los llevaba al laboratorio porque tenía que sacar un experimento”, contó. “Mis hijos fueron a guarderías del ISSSTE, cuando estaba haciendo mi Doctorado siempre me gustó que mis hijos tuvieran otras actividades”.
En su estudio, a un lado de donde la investigadora habla de aquella época hay una fotografía de una joven bailarina con las manos cruzadas frente a ella. Es Claudia Sheinbaum a los 10 u 11 años en uno de los deportes que practico desde los 6 años.
“En la primaria a la que iban, la Bartolomé Cossio, había dos tardes por semana de actividades de música y otras cosas, pero aparte fueron a clases de música, a clases de ballet, de natación, lo clásico para que no se ahoguen”, contó. “Ah y el hijo a (clases) judo”.
En medio de este panorama, Claudia Sheinbaum desarrolló intereses políticos desde muy joven. Su madre la describe como una joven inquieta con quien tuvo roces durante la adolescencia, como todos los padres.
“Iba a clases de remo a las 6 de la mañana, luego iba al CCH o a la facultad, luego que el novio y actividad política. Siempre fue así y entonces yo era de ‘ya tranquila, regresa, ya tranquila’”, relató.
Hasta la fecha, Annie Pardo considera que la naturaleza de su hija sigue siendo acelerada, pues se levanta muy temprano para leer la prensa y hacer caminadora antes de arrancar sus labores como jefa de Gobierno.
Las cosas han cambiado mucho desde la adolescencia de sus hijos. En el último Año Nuevo, la familia tuvo que organizarse para una reunión en Ensenada, donde vive Julio, quien hoy físico e investigador. Adriana, la menor, viajó desde Los Ángeles, Claudia los visitó desde la Ciudad de México y otros familiares llegaron pese a algunas complicaciones de salud.
“Todos logramos reunir a la familia”, dijo Pardo con una sonrisa
En medio de un estudio lleno de libros y recuerdos, Annie Pardo dice sentirse orgullosa de lo que sus hijos han conseguido. Sin embargo, se preocupa del poco descanso que nota en su hija Claudia.
“Mis hijos en general son muy nobles”, apunta. “Ahorita se dan cuenta que la que más hay que cuidar es a Claudia porque trabaja mucho y no descansa”, aseguró.