El 1 de enero de 1994 el mundo entero despertó con la noticia de un levantamiento armado en uno de los rincones más olvidados del país: Chiapas. Ese día el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se había estado preparando los últimos 10 años tomó por asalto siete cabeceras municipales y declaró la guerra contra el olvido.
A 30 años, los zapatistas han tenido que restructurarse contra las amenazas que se avecinan y entre las que destaca la violencia producida por el crimen organizado.
Desde el estallido del levantamiento armado, el zapatismo se convirtió en uno de los bastiones más importantes de la resistencia indígena, anticapitalista y antineoliberal que aún en nuestros días representa la exigencia de condiciones de vida dignas y pleno reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios.
Y es que a tres décadas de distancia las causas que originaron la rebelión indígena y sus demandas están más vigentes que nunca: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.
Te podría interesar
El crimen organizado: la nueva amenaza de la resistencia indígena
De 2019 a octubre de 2022, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas ha registrado 190 ataques paramilitares contra las bases de apoyo del EZLN entre los que destacan secuestros, robos, envenenamiento de agua, asesinato de ganado, cobro de derecho de paso, desplazamiento forzado e incluso prisión política.
A este panorama se suma el de la otra 'guerra' en Chiapas que es la disputa del crimen organizado por el territorio. Y es que en las últimos años el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) han encontrado en la región una nueva frontera con un gran potencial para negocios ilícitos entre los que destacan el tráfico de personas, secuestro, extorsión y el trasiego de drogas.
Derivado de estas y otras disputas contra el saqueo de la naturaleza, el EZLN anunció el pasado 5 de noviembre en el texto "Cuarta Parte y Primera Alerta de Aproximación. Varias Muertes Necesarias" la desaparición de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y las Juntas de Buen Gobierno, así como el cierre hasta nuevo aviso de sus Caracoles.
"Las presidencias municipales están ocupadas por lo que nosotros llamamos 'sicarios legales' o 'Crimen Desorganizado'. Hay bloqueos, asaltos, secuestros, cobro de piso, reclutamiento forzado, balaceras. Esto es efecto del padrinazgo del gobierno del estado y la disputa por los cargos que está en proceso", dijo la organización en un comunicado.
Aunque el propio EZLN explicó después que el cierre de los Marez y Caracoles se da como resultado de una restructuración que consistirá en Gobierno Autónomo Local (GAL), Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (CGAZ) y Asambleas de Colectivos de Gobiernos Autónomos Zapatistas (ACGAZ), lo cierto es que la efervescencia en Chiapas continúa y para muchos analistas sigue siendo una 'bomba de tiempo'.
¿Habrán de seguir los de arriba los pasos del zapatismo y prepararse "ante lo que se avecina" o seguirán abriendo la brecha en la frontera sur y poniendo en práctica lo que ya no sirve?