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Tren Maya: su peor enemigo fue el sol… y la falta de comida y los retrasos

El viaje inaugural del proyecto estrella de la 4T duró 9 horas con 28 minutos.

El viaje inaugural duró 9 horas con 28 minutos.Créditos: Héctor Gutiérrez Trejo y Emmanuel Carrillo
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Se siente como aceite hirviendo en la piel. Dice un joven que tuvo la mala fortuna de estar en el lado incorrecto del Tren Maya, ese que no está protegido por la sombra. Más de 9 horas expuesto a la radiación solar.

Lo anterior es uno de los grandes pendientes de la obra magna del sexenio: uno que no se podía saber hasta ahora… ¿por qué las grandes ventanas de los vagones no tienen persianas o protección contra el astro rey?

“Ahora es invierno, así que en verano será peor. Una parrilla humana”. Piensa esa persona, que fue de las primeras afortunadas en estrenar el Tren Maya, el cual, a pesar de que sigue incompleto en la mayoría de las estaciones, un esqueleto al que le faltan todavía los músculos, arrancó este sábado sus operaciones de pasajeros con la ruta de Campeche a Cancún y viceversa.

Aún está muy nuevo todo. Los vagones y el personal. Todos, hasta los pasajeros, vamos aprendiendo sobre la marcha. “Es como el Metro CDMX”, dice un agente de la Guardia Nacional para explicar cómo será el ascenso y descenso en las 21 estaciones que conforman los 7 tramos.

No es lo mismo Insurgentes que Oceanía. Ni Copilco que Santa Anita. Lo mismo en el Tren Maya: Cancún y Chichén Itzá son la realeza, mientras que otras estaciones, como Calkiní o Maxcanú, están en medio de la nada.

Los vagones son cómodos y elegantes. No hay nada que criticarles, salvo la ausencia de cortinas o un mecanismo de protección contra el sol. Esto es el trópico: el calor no soba, pega recio.

El personal de la Guardia Nacional y el Ejército destaca por su cordialidad, así como la falta de experiencia. Sin embargo, hace su mejor esfuerzo para calmar a la gente por la falta de agua, comida y papel de baño, que se agotaron en las primeras tres horas de un viaje que duró más del triple. También se esmeran en explicar que todo se va a mejorar y que está en fase de desarrollo. Nadie nace sabiendo caminar.

A pesar de la comodidad de los vagones y los asientos, divididos en clase premier y turista, las cuales no tuvieron gran diferencia entre sí, dentro de ellos aún no hay mucho que hacer.

Afuera tampoco: sólo hay maleza y follaje, que por momentos se vuelve selva profunda, como en el trayecto que pasa cerca de las ruinas de Chichén Itzá, pero que rara vez cambia de aspecto. Como una antigua caricatura donde los personajes, un gato o un ratón, por ejemplo, corren y corren sin que el fondo cambie.

Dado que el principal atractivo del tren es llevarte a las zonas arqueológicas y turísticas, actualmente, con solo dos estaciones operativas, no hay nada mejor para los pasajeros que ponerse a dormir o perderse en el celular.

Hubo quienes, a pesar del calor y el hastío por las constantes paradas, trataron de hacer del estreno del tren una fiesta y hasta pusieron Grupo Firme para burlarse de la oposición: “Ya supeeeeerame”.

Lo cierto es que el Tren Maya ya funciona. Bien. Pero le falta mucho para despertar su enorme potencial. Y de paso, que le pongan unas persianas... y que los mazapanes no cuesten 35 pesos.

Tren Maya: así fue la “intensa” experiencia de 9 horas

Cuando la oficial Fuentes de la Guardia Nacional dio la bienvenida a los pasajeros del viaje inaugural del Tren Maya, nunca se imaginó que esta iba a ser una experiencia agridulce para ciertos pasajeros.

Con innumerables pendientes, todos atribuibles al tiempo de construcción, los 78 pasajeros que iban en el cuarto vagón pasaron del júbilo a la contemplación y después al franco aburrimiento y desesperación.

Y es que en un principio, de acuerdo con el itinerario, el viaje entre Campeche y Cancún estaba estimado en 6 horas con 50 minutos, sin embargo, la travesía se prolongó por tres horas más.

Aunque se tenía planteado que el Tren Maya no hiciera paradas, hasta el momento, en 632 kilómetros de los tramos 2, 3 y 4, solo hay una vía por lo que al haber programado 4 viajes creó un cuello de botella.

Esto, debido a que los sistemas con los que opera el ferrocarril aún son manipulados de manera manual, por lo que un cambio de vía significaba una espera de hasta 70 minutos.

La primera parada fue en la estación Mérida, donde la espera fue de 90 minutos. Le siguió Valladolid y Leona Vicario.

“Es un tren nuevo, sabíamos que podría haber eventualidades, pero nunca esperamos que fuéramos a tardar tanto”, dijo Rafael que viajaba con su esposa provenientes de Guanajuato.

Pronto, las provisiones de agua, comida y snacks se agotaron lo que dejó sin líquidos a más de 200 pasajeros por más de 3 horas de recorrido.

“Si deberían poner atención a algo tan básico como tener agua y que esta no se cobre”, reclamaba una mujer a la oficial Fuentes quien solo pasaba su reporte a supervisores del Tren Maya.

Al final, luego de 9 horas y 28 minutos, de un paisaje verde, de cementerios de durmientes y obras y obras por concluir, un grupo de adultos mayores gritó arengas a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador.

“De que murieron los ardidos, de quemados”, retaba una anciana a quien se atrevía a manifestar en público sus inconformidades con el viaje, sin embargo, nunca hubo confrontación.