La realidad en Acapulco superó todo pronósticos de reactivación económica este fin de semana largo.
El turismo brilló por su ausencia en el puerto, las playas y calles lucieron desérticas, pero la realidad habla de cobros indebidos a una sociedad desesperada que tiene que desembolsar para que les rehabiliten sus calles ante el vacío de autoridad.
Lejos de los pronósticos de escritorio que aseguran una reactivación económica del puerto de Acapulco casi inmediata, este fin de semana quedó claro que la realidad acapulqueña, tras el paso de Otis es otra.
Pese al empeño de sus habitantes, quienes buscan salir adelante con sus propios medios y de aquellos negocios que por fortuna no les paso nada, estos buscan operar para remontar hacia la normalidad; gracias a ellos se empieza a ver actividad en la costera.
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A la extensa costera Miguel Alemán no llegó ni el turismo local para ver, por lo menos, cómo había quedado el puerto tras el huracán.
Otis, el huracán que dejó moribundo a Acapulco
El pasado 25 de octubre, Guerrero fue golpeado por Otis; el huracán tocó tierra como categoría 5 pasando poco las 0:00 horas, y aunque hubo advertencia de las autoridades, nadie se imaginó los destrozos que dejaría.
Más temprano aquel miércoles de octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador alertó a los guerrerenses y los llamó a refugiarse. Pese a las alertas, la población no pudo hacer mucho ante la fuerza de la naturaleza.
El paso de Otis dejó a más de una décima de municipios de Guerrero incomunicados, sin agua potable, sin luz y con toneladas de basura.
La cifra de los muertos tras el paso del huracán continuó subiendo hasta apenas hace dos días, cuando se actualizó a oficialmente 49 personas; además de las personas que aún continúan desaparecidas.
Además, el huracán "Otis" provocó daños en el 80 por ciento de los hoteles de Acapulco y provocó el hundimiento de 33 embarcaciones.