El exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, rompió el silencio sobre su detención en Los Ángeles, California en Estados Unidos.
La Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) fue quien solicitó la aprehensión del General en octubre de 2020. El exsecretario fue acusado por autoridades estadounidenses por presuntos vínculos con el crimen organizado.
“Llegamos como estaba previsto en el vuelo, iba con toda mi familia. Íbamos hacia migración y ahí se acerca un americano mexicano con un perfecto español, uniformado como policía; me pidió que lo acompañara para agilizar mi pase. En ese momento pensé que me habían identificado y me estaban ofreciendo una cortesía”, contó el exsecretario en entrevista con el periodista Jorge Fernández.
Cienfuegos Zepeda narró que ese acercamiento fue el gancho que derivó en su detención, pues posteriormente le quitaron su visa y fue separado de su familia en una habitación con 4 agentes de la DEA. En el Centro de Detención de Los Ángeles, el General se convirtió en el preso 66-454-112.
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“Me dan un colchón roto, unas cobijas limpias, pero rotas y me acosté a repasar lo que había pasado. Posteriormente, me cambiaron de celda, me indicaron que era por mi seguridad y protección en un área de presos con algún problema de carácter mental”, comentó.
El exsecretario dijo desconocer el mote con el que el Juan Francisco Patrón Sánchez, alias “El H2” y Daniel Isaac Silva Gárate, conocido en mundo del narcotráfico como “El H9”, supuestamente se referían hacia su persona. Además, rechazó las acusaciones de las autoridades estadounidenses, quienes dieron a conocer una serie de capturas de pantalla de presuntas conversaciones entre Cienfuegos Zepeda y los delincuentes.
En dichos mensajes, Cienfuegos Zepeda habría otorgado protección a los narcos antes mencionados para lograr su expansión.
“Los 14 días que estuve en el centro nunca me dieron ropa para cubrirme del frío, uno podía adquirir ciertas cosas, pedí unos pants y nunca me los dieron; un rastrillo tampoco, solamente me dieron un jabón, un cepillo, pasta y una toalla. Ningún preso se podía acercar a mí. Sólo un preso me llevaba comida y me daba lápiz y papel”, agregó.
Durante su trayecto y posterior estadía en una prisión de Nueva York, el exfuncionario mencionó haber pasado hambre y largas horas sin haber ingerido alguna bebida.
“En Nueva York me preguntaron si no tenía ningún inconveniente en que me coloquen en un área común y yo les dije que sí porque yo no sabía quién me estaba acusando, a lo mejor era alguno de los reos que estaban ahí detenido y que yo prefería un lugar donde estuviera aislado”.
Asimismo, indicó que había reos de origen salvadoreño que se comunicaban con un lenguaje que él no entendía, pese a hablar la misma lengua, así como un preso europeo que arrojaba sus desechos hacia los guardias.
“Había gente, también creo que un holandés o un alemán que cada que podía le aventaba sus orines a los custodios. Estaba gritando toda la noche. En fin, era una situación de ‘no entiendo por qué estoy aquí, qué hice para merecer esto’”.
De acuerdo con sus declaraciones, su detención no sólo afectó su integridad y la de su familia, sino también a la del Ejército y la nación: “Lo he dicho y lo repito no nada más a mí, se fueron a pegarle a las Fuerzas Armadas, el principal socio que tienen los Estados Unidos para combatir las drogas”.
En 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) aseguró no haber encontrado pruebas de delitos contra la salud ni lavado de dinero en contra del exsecretario. Tres años después de su detención, el 11 de octubre del presente año, el presidente Andrés Manuel López Obrador entregó a Salvador Cienfuegos un reconocimiento por su pasó en la dirección del Heroico Colegio Militar.