María y su familia forman parte de los miles de desplazados que huyeron de Jerez, municipio de Zacatecas, en 2021. Ella vivía en Sarabia, una de las comunidades afectadas por las disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa. Hace 2 meses aún mantenían la esperanza de volver, pero es probable que por miedo ya no lo hagan.
La familia de desplazados se trasladó a la cabecera municipal de Jerez, tras abandonar su casa. Igual que la mayoría de los habitantes de las 18 comunidades del municipio que fueron aterrorizadas por el crimen, de acuerdo con información que Grupo Fórmula documentó en el reportaje “Los ‘fantasmas’ de Jerez: las casas y las vidas que arrebató el narco”.
“Donde estamos viviendo estamos rentando, está difícil. Entonces todo el tiempo pagando renta, a lo mejor en el rancho no podemos ir, o a lo mejor si vamos, regresan los señores otra vez y nos echan pa' fuera y a pagar renta otra vez”, comentó Juan, esposo de María, a Grupo Fórmula.
Algunas víctimas de desplazamiento interno forzado tenían casas en la cabecera municipal, pero no fue el caso de María y su familia. Por lo que tuvieron que rentar un inmueble en el que apenas caben, ya que la sala también funciona como dormitorio de uno de sus hijos.
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Después de que los desplazados abandonaron sus comunidades, los integrantes del narco se metieron a sus casas, rompieron vidrios, cerraduras y en algunas destruyeron los muebles que no se llevaron.
No obstante, la casa de María y su familia fue el único inmueble de Sarabia que quedó destruido. Ello, debido a que hubo un enfrentamiento entre integrantes de uno de los grupos criminales y elementos de la Guardia Nacional.
Varios de los muros de su casa fueron atravesados por impactos de armas de alto calibre y en algunas habitaciones las balas atravesaron el techo, de acuerdo con un recorrido que Grupo Fórmula realizó por las comunidades en abril pasado.
La familia de desplazados no sabía si iba a poder regresar a su casa porque tenían que reconstruirla y sus ingresos disminuyeron cuando abandonaron la comunidad porque ahí tenían tierras que cultivaban para producir maíz, frijol y durazno. También se dedicaban a la ganadería.
Sin embargo, el pasado 27 de mayo, el gobernador de Zacatecas, David Monreal, empezó a realizar recorridos por las comunidades de desplazados y se comprometió a asumir el gasto de la reconstrucción.
La familia de desplazados creyó que regresaría a su casa en octubre
Los trabajos de reconstrucción de la casa de María y su familia iniciaron durante la primera semana de junio. Después de que Monreal realizó una Mesa de Construcción de Paz en Palmas Altas, otra de las comunidades de desplazados, la última semana de mayo.
María indicó a Grupo Fórmula que su casa estaría lista en 3 o 4 meses, es decir que para octubre o noviembre volverían a Sarabia. La familia de desplazados fue a Sarabia a llevarse las pocas pertenencias que aún tenían en el inmueble el 15 de junio porque les informaron que iban a derribar la mayoría de los techos y paredes para volver a edificar su hogar. Sólo les dejaron 2 cuartos que estaban intactos.
Las autoridades del gobierno de Zacatecas informaron, en marzo pasado, que pondrían en marcha el Proyecto Integral de Atención a Víctimas del Desplazamiento Forzado.
La secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo Morales, detalló a Grupo Fórmula que la segunda fase consistiría en evaluar el estado de las viviendas, los espacios públicos y determinar si faltaba algún servicio, como luz o agua potable e iniciaría a finales de abril. Por lo que todas las dependencias del gobierno estatal se involucrarían. Sin embargo, las reparaciones iniciaron hasta mayo, tras la visita del gobernador.
La familia de desplazados estudia no regresar a Sarabia
Juan comentó en entrevista que es posible que no regresen a Sarabia porque les da miedo volver a ser desplazados. Por lo que están contemplando que en lugar de que reconstruyan su casa en Sarabia, les hagan una nueva en la ciudad de Jerez.
“El detalle ahorita es que traemos planes, ganas, de ver si nos podían hacer la finca en Jerez y dejar allá así como está todo. Dijeron que sí”, detalló.
Aunque es necesario que compren un lote, cuyo valor asciende a los 200 mil pesos, y no tienen esa cantidad de dinero. Ello, a pesar de que la Ley para la Prevención y Atención del Desplazamiento Forzado Interno, aprobada por el Congreso estatal en julio, establece en su artículo 15 que las víctimas tienen derecho a la restitución de sus propiedades o posesiones despojadas.
Además, comentó que en ese caso María y él irían a Sarabia algunas veces por semana para supervisar sus tierras y llevar los animales que aún tienen allá, se quedarían en los cuartos que les dejaron. Actualmente, renta un potrero en el centro de Jerez y ahí los guarda, por lo mismo es difícil mantenerlos.
Juan no pudo cultivar sus tierras porque llovió poco y tenía que invertir 30 mil pesos para sembrar sus hectáreas con la posibilidad de que sus ganancias fueran menores.
Ante la falta de dinero, el desplazado ha considerado vender algunos de sus becerros y lo que le paguen usarlo para comprar el lote en la cabecera municipal.
Hasta ahora, sólo han regresado 10 familias de desplazados a Sarabia, de las 70 que había antes de que tuvieran que irse. Algunas no han vuelto de forma permanente, sólo van durante el día y se regresan a sus nuevos domicilios por el temor de vivir en su localidad de origen, asolada por la violencia del narco.