Delia Quiroa, fundadora del colectivo de Madres Buscadoras 10 de marzo que trata de localizar a personas desaparecidas, es originaria de Reynosa, Tamaulipas; sin embargo, ella y su familia huyeron de la entidad en 2013 por miedo, después de que secuestraron a su hermano Roberto Quiroa por primera vez.
La víctima relató que su mamá, María Isela Valdez, quien tiene una licenciatura en gastronomía, tenía un restaurante y obtenía buenas ganancias. Pero un día, integrantes del Cártel del Golfo les empezaron a pedir el pago de una cuota, mejor conocida como “derecho de piso”. A lo que después se sumó la exigencia de un pago por el uso de energía eléctrica.
“Cuando ya nosotros empezamos a negarnos a pagar o darles menos, el Día de la Candelaria, el 2 de febrero de 2013, secuestran a mi hermano por primera vez. Dura él aproximadamente 45 días secuestrado y lo liberan”, recordó en entrevista con Grupo Fórmula.
Tras el secuestro de su hermano, Delia y su familia huyeron de Tamaulipas por miedo, ya que se dieron cuenta que los seguían. No alcanzaron a llevarse ninguna de sus pertenencias, sólo se llevaron la ropa que traían puesta.
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“Inclusive dormimos en el aeropuerto, en la central y ahí anduvimos hasta que pudimos rentar un cuartito por ahí”, contó.
Su mamá regresó a Reynosa para vender las pertenencias que dejaron. No obstante, María Isela Valdez decidió quedarse en Tamaulipas. El 18 de septiembre del mismo año volvieron a secuestrar a su hijo.
A los 3 días pagaron 300 mil pesos de rescate y lo soltaron. Roberto continuó trabajando en el negocio de su mamá, aunque les seguían exigiendo pagar el derecho de piso. Mientras que Delia continuaba como desplazada de su lugar de origen en busca de seguridad.
10 de marzo, la fecha en que su hermano se volvió una persona desaparecida
El 10 de marzo de 2014 volvieron a secuestrar a Roberto y también se llevaron a su mamá. Tomaron la última fecha en la que vieron a su hermano para nombrar el colectivo que Delia fundó junto con su mamá, María Isela.
“Cuando mi hermano va a dejarle a sus hijos pañales y leche. Ahí en el domicilio de la mamá de mis sobrinos estaban unos hombres armados, ya estaban ahí. Entonces levantan a mi hermano, eso fue muy difícil porque yo les hablaba y ellos no me contestaban, no sabía nada”, contó.
Después de poco más de 40 días, liberaron a su mamá. Delia recuerda que eso ocurrió durante los últimos días de Semana Santa de 2014.
“Se la trajo un trailero de 'ride' porque la dejaron en la orilla de la carretera”, señaló.
María Isela le contó a su hija lo sucedido y desde entonces desconocen qué pasó con el hermano de Delia, pues la última vez que las contactaron para pedirles un rescate fue el 8 de mayo de ese año.
Por ello, decidieron acudir a las autoridades y pedir que las acompañaran para buscar a Roberto Quiroa. Lo que también ha resultado complicado porque hay funcionarios que no quieren hacer su trabajo o no hay presupuesto suficiente.
En su intento por encontrar a su hermano entró a casas de seguridad
En una ocasión Delia acompañó a policías estatales a casas de seguridad en las que disolvían cuerpos en ácido para ver si encontraba a su hermano ahí. Cuando llegaron una de las uniformadas le dio un arma y le dijo que si “los agarraban”, se disparara porque no se imaginaba lo que les iban a hacer.
En el lugar encontraron botes con ácido y máquinas para cortar carne. También hallaron fosas clandestinas en las que tiraban los restos humanos detrás de los inmuebles.
Además, gracias a las investigaciones que la familia Quiroa Valdez realizó por su cuenta, tienen dos hipótesis de lo que pudo haber sucedido con el hermano de Delia.
La primera es que integrantes del Cártel del Golfo se enfrentaron con elementos de la Secretaría de la Marina (Semar), mientras trasladaban a Roberto Quiroa y a otro hombre en la parte trasera de una camioneta tipo Tahoe, ambos estaban amarrados.
“Cuando los marinos balacean la camioneta de los integrantes del Cártel del Golfo, mi hermano y el otro muchacho no pudieron correr, entonces la gente que vio dice que los marinos se llevaron los cuerpos”, contó.
Eso lo supieron gracias a una amiga de su mamá que tenía una lavandería y le lavaba la ropa a uno de los integrantes del cártel.
Delia y María Isela sospechan que el cuerpo de Roberto puede estar en la fosa clandestina del panteón Sagrado Corazón al norte de Reynosa, Tamaulipas, o bien en "Las Calicheras", unos terrenos inundados al sur y oriente de la ciudad donde antes se extraían materiales para construcción y que actualmente son lugares donde familiares de personas desaparecidas han encontrado restos.
Delia contó que ella y su madre recibieron información mediante una denuncia anónima de que ahí tiraron el cuerpo de Roberto.
“La primera vez que se llevaron a mi hermano, él nos dijo que se lo habían llevado a la Brecha del Infierno en Matamoros y que ahí había federales y marinos y que ahí estaba un tal 'X20' (Mario Armando Ramírez Treviño, un exlíder del Cártel del Golfo detenido en agosto de 2013)”, comentó.
La Brecha del Infierno o Bartolina es un predio ubicado a la altura del kilómetro 25 en la carretera federal que fue utilizado como campo de exterminio. El año pasado, la buscadora pidió a los integrantes del cártel una tregua de paz para que les permitieran ingresar al lugar y recolectar restos humanos.
María Isela fue la mujer que en 2019 se arrodilló frente al presidente Andrés Manuel López Obrador para pedirle ayuda para localizar a su hijo. Incluso denunció que tenía amenazas del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. El jefe del Ejecutivo se comprometió a auxiliarla para saber qué pasó con Roberto. Pero no cumplió.
Delia Quiroa se inspiró en ‘El silencio de los inocentes’ para pedir paz al narco
El 30 de julio de 2021, la activista pidió, mediante un video que difundió en redes sociales, al líder de los "Ciclones", escisión del Cártel del Golfo en Matamoros, que permitiera que los familiares de personas desaparecidas ingresaran a La Bartolina para exigir la exhumación de los miles de restos humanos que fueron abandonados en el predio.
Asimismo, le suplicó tener una “tregua de paz” para continuar con las búsquedas de sus familiares. Delia Quiroa le hizo saber que no están buscando a los responsables de las desapariciones y homicidios, sino darles “santa sepultura” para estar en paz.
La defensora de derechos humanos contó a Grupo Fórmula que solicitó esa tregua de paz al narco, luego de que una señora se acercó a su mamá para pedirle ayuda. Ello porque las autoridades no querían sacar los restos humanos que había en el predio y el mar ya había arrastrado algunos huesos.
“En ese entonces el crimen organizado puso unas mantas en la presidencia municipal en Reynosa diciendo que ellos no se iban a meter con la gente, que había una tregua de paz. Entonces yo al ver eso dije: ‘pues ellos se comunican así’”, reveló.
El predio ni siquiera estaba resguardado, aseguró Delia, y “en su desesperación” se le ocurrió grabar ese videomensaje para sensibilizar a los integrantes del crimen organizado.
Aunado a ello, narró que se inspiró en una escena de la película ‘El silencio de los inocentes’, en la que la senadora Ruth Martin manda un mensaje televisivo al asesino en serie Buffalo Bill para que libere a su hija Catherin Martin, a quien tiene secuestrada.
Hasta ahora, han logrado identificar los restos de 2 personas que estaban desaparecidas. Delia Quiroa dijo que las autoridades trabajan por temporadas de 3 a 4 meses en campo y posteriormente realizan dictámenes para presentar un informe de lo que encontraron.
Alguien tiene que hablarle al narco... y si no lo hace ella, nadie se anima
El pasado 1 de agosto, la activista compartió un segundo video en el que agradeció al narco por respetar sus vidas, permitirles continuar con sus búsquedas y mantener la "tregua de paz".
Por otra parte, agradeció al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, por sumarse al llamado de paz.
“Entonces nosotros si queremos que ellos se dediquen a lo suyo y dejen a la sociedad hacer su vida normal. Inclusive queremos que si se matan entre ellos mismos, no se lleven los cuerpos, que los dejen tirados”, añadió.
Delia Quiroa indicó que no es que esté de parte de los criminales o que los defienda, pero alguien tiene que dirigirse a ellos y si ella no se atreve, nadie lo hace. Tampoco les conviene porque se calienta la plaza.
La buscadora comentó que en el colectivo hay madres y familiares de halcones del crimen organizado, ya que no pueden rechazar a nadie porque “tener a un familiar desaparecido es algo muy difícil”. La mayoría de las madres buscadoras sólo buscan enterrar de forma digna a sus hijos e hijas.
“Como están las cosas en el país, de este Estado fallido que hay, la gente tendría una conformidad con eso, y te lo digo porque yo platico con ellas y es lo que me dicen la mayoría”, resaltó.
Delia se volvió abogada para acompañar a familiares de personas desaparecidas
Delia Quiroa es licenciada en derecho y se convirtió en abogada para ayudar a las familias de otras personas desaparecidas. Actualmente, cursa una maestría.
“Yo sentía que no pod??a ni ayudarme a mí, ni a los demás si no conocía de la ley, pero ahora que ya conozco y que ya sé cómo funciona el sistema, pues ya me animo a ayudarlas, porque nosotros perdimos mucho tiempo por ignorancia”, describió Delia.
La defensora de derechos humanos afirmó que entender cómo funciona la ley ha facilitado que los integrantes del colectivo se organicen mejor, conozcan sus derechos y sepan cuáles son los procedimientos que tienen que seguir.
A pesar de que tienen los conocimientos necesarios, las buscadoras de Tamaulipas han encontrado a pocas personas porque no hay las herramientas de identificación forense adecuadas y eso alarga los procesos.
Mantiene la esperanza de encontrar a su hermano y tener paz
El pasado 6 de junio, alrededor de 225 familias que buscan personas desaparecidas iniciaron con las labores en campo en Tamaulipas. Comenzaron en Las Calicheras de la Ribereña, en Reynosa, y van a ir avanzando por el territorio de la entidad hasta concluir el 15 de diciembre.
Delia Quiroa y su mamá, María Isela Valdez, mantienen la esperanza de encontrar el cuerpo de su hermano para enterrarlo y estar en paz. Cuando eso suceda, quiere contratar a un par de abogados para que continúen con el trabajo que realiza en el colectivo de búsqueda de personas desaparecidas y ayuda a familias y así ella pueda salir del país que le arrebató a su hermano hace más de 8 años.