Bolillos, orejitas, panqués y conchas de vainilla y chocolate... Todo esto y más puedes comprar en La Esperanza, empresa que inició como una modesta panadería en las calles de Iztapalapa, y que ahora da un 'hasta pronto' a su fundador, Francisco Javier Juampérez Barberena, tras su fallecimiento.
Las primeras sucursales de Pastelerías Esperanza -la panificadora predilecta de las y los mexicanos- se ubicaron al oriente de la ciudad, exactamente en la colonia Escuadrón 201, en Rosales y Radamés Gaxiola.
Luego comenzó a expandirse y sus establecimientos pasaron de ubicarse en distintas calles de la zona iztapalapense (como sur 121 y sur 115) hasta llegar a zonas exclusivas como Polanco. Hoy día tiene presencia en diversos estados de la República.
Francisco Javier Juampérez Barberena, de la 'mano' de su hermano Pedro, inició con la producción artesanal de piezas tradicionales de pan, consolidando Pastelerías Esperanza en 1975.
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Es así que tras 47 años, Juampérez Barberena dejó un legado de más de 100 sucursales repartidas a lo largo y ancho del país, convirtiéndose en el lugar favorito de las familias mexicanas para comprar pan.
"Gracias por rescatarme de cocinar cuando llego tarde y tengo flojera", así despidieron usuarios en redes sociales al fundador de La Esperanza.
La Esperanza y Bon Pane
A través de un comunicado, la panificadora detalló que, a raíz de su expansión, y a fin de que sus productos contaran con el mismo sabor en cada una de sus sucursales, en 2006 lanzaron la iniciativa Centro de Innovación y Capacitación Continua (CICC), hoy en día conocida como Esperanza Academy.
Dicha propuesta busca que sus colaboradores reciban una capacitación constante en cada proceso. Bon Pane es una de las marcas que opera bajo La Esperanza, además, también cuenta con la cadena de rosticerías Santo Gallo.
Actualmente, La Esperanza cuenta con sucursales en nueve entidades del país como Jalisco, Hidalgo, Querétaro, Estado de México y Ciudad de México, entre otras.