El aire contaminado podría causarnos trastornos cerebrales y daños neurológicos, ya que al respirar este aire transportamos partículas tóxicas de los pulmones hasta el cerebro, reveló un estudio que realizó la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
Los científicos han descubierto una posible vía directa utilizada por varias partículas finas a través de la circulación sanguínea, una vez allí, estas permanecen más tiempo en el cerebro que en otros órganos metabólicos principales. Hasta ocho veces más partículas finas pueden llegar al cerebro viajando desde los pulmones, a través del torrente sanguíneo, que pasando directamente por la nariz.
Te podría interesar
También descubrieron que al llegar finalmente al cerebro provoca daños en la barrera cerebro-sangre y los tejidos circundantes. Una vez ahí las partículas son difíciles de eliminar y se retienen durante más tiempo que en otros órganos.
Revelando que las personas que habían sufrido trastornos cerebrales les encontraron diversas partículas finas en el fluido cerebroespinal humano, según la Universidad de Birmingham existe un proceso que puede dar lugar a que las sustancias tóxicas en forma de partículas acaben en el cerebro.
Te podría interesar
Iseult Lynch, de la Universidad de Birmingham, menciona que existen lagunas en el conocimiento sobre los efectos nocivos de las partículas finas en el sistema nervioso central. "Este trabajo arroja nueva luz sobre la relación entre la inhalación de partículas y su posterior desplazamiento por el cuerpo".
La contaminación atmosférica contiene muchos componentes tóxicos, lo cual lleva a utilizar el término PM -siglas en inglés de Particulate Matter- para describir una mezcla de pequeñas partículas sólidas y líquidas que se encuentran en el aire, la cual se dividen en categorías según su tamaño.
Las especialmente finas, como las PM2,5 y las PM0,1, son las más preocupantes en cuanto a los efectos perjudiciales para la salud ya que son capaces de escapar a los sistemas de protección del organismo, incluidas las células inmunitarias centinelas y las barreras biológicas.
La Universidad de Birmingham recientemente demostró que existe una fuerte relación entre los altos niveles de contaminación atmosférica y una marcada neuroinflamación, cambios similares a los que se producen en el alzhéimer y con los problemas cognitivos en personas mayores e incluso en niños.
Aunque estos resultados ofrecen nuevas pruebas de los riesgos de la contaminación por partículas para el sistema nervioso central, los científicos recomiendan que se investigue más a fondo la mecánica de cómo las partículas finas ambientales inhaladas logran llegar al cerebro.