Agatha fue el primer ciclón tropical de la temporada, y a pesar de los instrumentos de monitoreo existentes y alertamientos entre la población por este huracán, hubo 9 personas fallecieron en Oaxaca a causa de este fenómeno.
Además, en un principio se habló de decenas de desaparecidos. Luego la cifra se redujo a menos de 10.
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Actualmente se ha emitido una declaratoria de emergencia para 38 municipios de la entidad derivado de las afectaciones por lluvias, inundaciones y vientos fuertes que afectaron principalmente las regiones de la costa y la Sierra Sur.
Estas afectaciones ocurrieron a finales de mayo y principios de junio, y sólo unas semanas después se presentó Blas, el cual ya es huracán categoría 1, y aunque de momento no se prevé que toque tierra, sí ha provocado lluvias y rachas de viento. Seguido después por la tormenta Celia, que desde el viernes provoca fuertes lluvias en el país.
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Estos forman parte de una temporada en la que se prevé que haya entre 14 y 19 ciclones tropicales en el Pacífico. ¿Cómo podemos estar pendientes de futuras afectaciones? Aquí te explicamos.
El paso del huracán Agatha por Oaxaca y el impacto de ciclones en la población
Para comprender lo que ocurrió en Oaxaca, es necesario entender que hubo 2 factores principales, uno en cuanto al fenómeno natural y sus propiedades físicas, así como la parte social.
Así explicó para Grupo Fórmula la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM Christian Domínguez.
“En este caso fue un huracán categoría 2 y ha sido un ciclón tropical de los más intensos que se hayan formado al inicio de la temporada, regularmente no alcanza intensidades tan altas. Agatha en particular llegó a 165 kilómetros por hora, le faltó poco para subir a categoría 3”, detalló.
En cuanto a la respuesta social, explicó que tiene que ver con la cuestión de protección civil a nivel federal, estatal y a nivel local; ello puede influenciar en las acciones que tome la población ante este tipo de fenómenos y que puedan quedarse en sus viviendas, a pesar de estar en zonas de riesgo.
“Oaxaca es un estado que históricamente tiene mucha pobreza, y después de eso no tienen un desarrollo de protección civil comunitario. Es decir, no siempre pueden hacer evacuaciones o ponerse de acuerdo por localidades o saber a dónde ir y qué hacer”, señaló.
Domínguez explicó también que, aunque no fue común la intensidad que tuvo Agatha para inicios de mayo, hubo condiciones que favorecieron a que se fortaleciera, como la humedad en la atmósfera o la temperatura de la superficie del océano.
Zonas de riesgo por futuros ciclones en el Pacífico
Actualmente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) identifica casi 17 mil 640 asentamientos humanos en zonas de riesgo en el país; es decir, que están en un lugar donde existe la probabilidad de que se presente un daño a la población o a una construcción por un fenómeno natural o por actividades humanas.
De estas, casi 15 de cada 100 pertenecen a algún estado que en últimas semanas tuvo mayores afectaciones por ciclones: Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Colima y Jalisco. Estas además equivalen a una población de 750 mil personas que podrían verse impactadas.
La investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM explicó que ante la temporada de lluvias y ciclones hay que estar alertas principalmente de asentamientos cerca de la costa y la montaña.
Ello por la posibilidad de inundaciones, deslaves y deslizamientos de tierra asociados a las lluvias, así como otros riesgos como vientos y por un mayor oleaje.
Señaló que aunque no se puede predecir cuándo y ni dónde ocurrirá un deslave o deslizamiento de tierra, se puede saber qué zonas son susceptibles con base en información de protección civil y atlas de riesgos.
Así por ejemplo, se refirió al caso del huracán Blas, de categoría 1, y el cual ha avanzado en paralelo a las costas de Guerrero, Michoacán y Colima.
De ese modo, ha ocasionado lluvias de muy fuertes a torrenciales en estados aledaños a la costa: Jalisco, Colima y Michoacán, seguidos de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Estas serían precipitaciones de entre 150 y 250 milímetros en el caso de las primeras 3 entidades, y en las otras de 75 a 150 milímetros.
Añadió que además de estar pendientes de las lluvias, también hay que fijarse en la frecuencia en que una región es afectada por un ciclón o precipitaciones, pues ello le da a la tierra un tiempo para “secarse”.
“Si por ejemplo en 3 semanas o un mes no hay ciclones, entonces habrá tiempo a la tierra para que se seque y ocurran los escurrimientos que tienen que pasar, pero si vuelve a ocurrir otro ciclón sin importar que no llegue a huracán, pero es seguido, se corre el riesgo de deslizamientos por lluvias”, explicó.
Cómo estar alertas ante futuras tormentas o huracanes
Para la temporada del 2022, se pronostican entre 16 y 21 ciclones tropicales para el Atlántico, así como entre 14 y 19 en el Pacífico.
Estos últimos van a tender a acercarse más a México por los efectos de La Niña, una oscilación climática a nivel mundial que se caracteriza por anomalías en las temperaturas del Pacífico ecuatorial con corrientes de viento frío, según explicó Domínguez.
“Lo que se sabe históricamente es que como estamos bajo influencia de La Niña, los ciclones tropicales tienden a acercarse más al país, pero no todos tocarán tierra”, señaló.
Por ello y ante el inicio de cualquier temporada de ciclones o de un huracán, recomendó que desde la población se esté alerta de pronósticos del clima, así como de alertamientos de protección civil. Además, recomendó consultar atlas de riesgos para saber qué problemas pueden enfrentar nuestras localidades.
Por el lado de las autoridades, recomendó tener atlas municipales de riesgo para todas las localidades y actualizados para que las personas locales tengan conocimiento de posibles zonas afectadas por ciclones.
Ello además de revisar mecanismos de comunicación, pues recordó que hay comunidades donde no se habla español y no cuentan con dispositivos como celulares con internet o televisiones para conocer las alertas por el clima.
Así recordó que aunque un ciclón o huracán pueden impactar cualquier región, hay zonas que tienen mayor resiliencia o recursos para recuperarse, mientras que en otros sitios, las afectaciones pueden ser mayores si no se emiten alertas o se toman precauciones previas a los fenómenos o a un huracán.
“Pasan años para que se recuperen, son tiempos diferentes para cada uno. Recordemos el sismo del 2017 y pasó tiempo para que las personas volvieran a tener sus casas”, aseveró.