El gobierno de la Ciudad de México confirmó que el ejemplar que sustituirá a la palma en la glorieta de Paseo de la Reforma será nada más y nada menos que un ahuehuete, el cual se sumará a la lista de icónicos árboles de este tipo del país.
El ahuehuete, también conocido como ciprés de Moctezuma, sabino ahuehué o ciprés mexicano, es originario de México y era uno de los árboles favoritos de los antiguos pobladores del centro del país, por lo que lo cultivaban para adornar sus jardines.
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Ayer, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció que ahora estará un ahuehuete en la Glorieta de la Palma, pues así lo decidieron más de 77 mil personas que participaron en la consulta ciudadana realizada por autoridades capitalinas.
Sheinbaum no ha confirmado si ahora la famosa glorieta cambiará de nombre con la llegada del ahuehuete, pero lo que sí es muy seguro es que ese nuevo ejemplar será muy popular en la CDMX, como algunos otros del país, que hasta tienen más de 2 mil años.
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Ahuehuete de AMLO
El 31 de diciembre de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador plantó un ahuehuete en el jardín Nezahualcóyotl de Palacio Nacional en honor a las víctimas de la pandemia de COVID-19 en México.
Aquel día, AMLO explicó que decidió plantar un ahuehuete como símbolo del porvenir, pues recordó que ese tipo de árbol está relacionado con el agua y la vida, según cuentan las leyendas mexicanas.
El árbol de la noche triste
Cuenta la leyenda que el 30 de junio de 1520 español Hernán Cortés lloró en un árbol de ahuehuete en Popotla (hoy calzada México-Tacuba), luego de que mexicas lo derrotaron, lo cual provocó el retraso de la conquista por varios meses.
Aunque algunos historiadores afirman que Hernán Cortés no derramó lágrimas en aquel lugar, durante décadas se le conoció como “El árbol de la Noche Triste”, sin embargo, el año pasado el Gobierno de la capital decidió nombrarlo “Plaza de la Noche Victoriosa”, en el marco de la conmemoración del 700 aniversario de la fundación de México-Tenochtitlán.
Ahuehuete de Chalma
El ahuehuete de Chalma, en el municipio de Ocuilán, tiene casi 300 años y mide más de 40 metros de altura, según información del Gobierno del Estado de México.
Los fieles que asisten al Santuario del Señor de Chalma le atribuyen propiedades curativas al agua cristalina que emana del árbol y da origen a un manantial.
Seguro has escuchado el refrán “ni yendo a bailar a Chalma”, cuyo origen está en una tradición, la cual indica que todo peregrino que visita por primera vez Chalma debe ponerse en la cabeza una corona floral, luego sumergirse en el manantial para purificarse y después hacer el ritual del baile, que simboliza alegría por estar en el santuario.
El Sargento
Durante aproximadamente 500 años, existió un ahuehuete en el Bosque de Chapultepec, que incluso era el segundo más famoso de la Ciudad de México, después del árbol de la Noche Triste.
“El Sargento” fue plantado por Nezahualcóyotl, el señor de Texcoco, a petición del emperador azteca Moctezuma, sin embargo, el ahuehuete se secó por falta de agua y debido a la contaminación de 1969.
El árbol de Tule
En Santa María del Tule, Oaxaca se encuentra el árbol del Tule, un ahuehuete de 40 metros de altura, un diámetro de 52.58 metros y de aproximadamente 2 mil años de antigüedad.
Este árbol fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en el año 2003. Los antiguos zapotecos veneraban a este ahuehuete como a una representación de la divinidad y, a la fecha, muchos aseguran haberse curado de sus enfermedades luego de entrar en contacto con él.