Este sábado, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se construirá un Hospital y un parque industrial para aprovechar las 700 hectáreas de terreno de la fallida refinería Bicentenario, que Felipe Calderón pretendía construir y de la que sólo quedó una barda, pero ¿por qué la canceló? Te contamos.
El 18 de marzo de 2008, con motivo del 70 aniversario de la expropiación petrolera, Felipe Calderón anunció la construcción, por primera vez en 30 años, de la Refinería Bicentenario con una inversión inicial de 12 mil millones de pesos en el primer año.
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"Con ello se generarán miles de empleos directos e indirectos fortaleciendo la economía nacional. Al recuperar la posición que México merece en el mundo como verdadera potencia petrolera, lograremos detonar el crecimiento y el desarrollo del país”, afirmó entonces el panista y prometió un Pemex más fuerte.
Además, aseguró que "ampliaremos la riqueza petrolera de México", lo que permitiría obtener los recursos necesarios "para construir más escuelas, más clínicas y hospitales, más carreteras y puentes, más redes de agua potable y drenaje, más electricidad, más vivienda, más programas sociales para combatir la pobreza, a fin de que toda tu familia pueda vivir mejor”.
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Tras el anuncio, varias entidades se acercaron a las oficinas de Pemex para promocionarse como la mejor sede de la refinería, pero el estado ganador resultó ser Hidalgo, que parea entonces había logrado garantizar un polígono de tierras de al menos 700 hectáreas por las que pago mil 500 millones de pesos a 20 años.
A pesar de que el estado de Hidalgo tuvo que erogar los recursos del terreno para una obra federal, el anuncio llenó de jubiló a los habitantes de Atitalaquia, donde se construiría la refinería y que hasta entonces se dedicaba básicamente a la siembra de maíz, frijol, alfalfa y cebada.
Los siguientes años, los pobladores se dedicaron a vender sus terrenos, comprar maquinaria para ocuparse en la construcción del proyecto y a poner negocios como restaurantes, tiendas y hoteles para cuando la refinería estuviera lista.
Todo esto, convencidos de que el presidente Calderón cumpliría con su palabra y generaría empleos para sus descendientes, que ya no tendrían que ocuparse de la tierra.
Del sueño petrolero, sólo quedó la barda
Luego de siete años y con una nueva administración encabezada por el expresidente Enrique Peña Nieto, la refinería Bicentenario fue oficialmente cancelada en 2014. Hasta ese momento, se habían invertido y perdido en este proyecto recursos fiscales por más de 9 mil millones de pesos.
El entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y Emilio Lozoya, director de Pemex, anunciaron la cancelación en diciembre de ese año en una visita a Tula y explicaron que su edificación no era rentable para la empresa, pues suponía una mayor inversión que una reconfiguración.
Entonces, Lozoya explicó que a corto y mediano plazos se generará un mayor número de empleos con la modernización de la refinería Miguel Hidalgo que con la construcción de un nuevo complejo petrolífero.
Además, aseguró que el terreno de la refinería sería destinado a una planta de almacenamiento y distribución de gasolina y diesel.
Sin embargo, al final del sexenio de Calderón y Peña Nieto, sólo quedó la barda de más de 500 millones de pesos construida para cercar las 700 hectáreas donde se instalaría la fallida refinería Bicentenario.