Aunque las fiestas decembrinas ya llegaron a su fin, aún hay una celebración que vuelve a reunir a las familias mexicanas y es la partida de la Rosca de Reyes, un alimento favorito tanto de niños como de adultos.
Sin embargo, aunque este producto se consume sólo una vez al año, su elaboración representa un grave problema ambiental, esto debido a que uno de sus ingredientes proviene de una especie en peligro de extinción.
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Nos referimos al acitrón, mismo que es colocado en tiras para adornar las tradicionales roscas, dulce que es elaborado con la pulpa de una biznaga, una especie endémica de México.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para que una biznaga pueda alcanzar un enorme tamaño tarda un par de siglos, incluso para que alcance a medir tan sólo 40 centímetros, necesitan pasar de 15 a 40 años.
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Su lento crecimiento, los escasos ejemplares que surgen tras la reproducción, sumado a la destrucción del hábitat, la erosión de los suelos y el pastoreo, la ha llevado al borde de desaparecer.
Por ello, el 26 de noviembre de 2010 fue aprobada la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, misma que tiene a esta cactácea en la categoría de “protección especial”, debido a que ya es considerada en peligro de extinción.
La Semarnat ha hecho un llamado a evitar consumir y promover el acitrón en cualquiera de sus presentaciones, y en su lugar sustituirlo con ate de frutas.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) da como opciones para suplirlo en la Rosca de Reyes la papaya verde, jícama cocida y el ate de frutas, que puede encontrarse en diferentes colores como amarillo, rojo y verde.