En México casi 300 mil niñas han sido vendidas para casarse con hombres mayores, de acuerdo con la organización Yo quiero, Yo puedo.
Los matrimonios y las uniones infantiles tempranas y forzadas “son fenómenos complejos, relacionados con desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente, marcos legales y políticas inadecuadas, limitadas o inexistentes, que ponen en riesgo el presente y el futuro de niñas y adolescentes”, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Te podría interesar
Además, constituyen una violación de los derechos humanos y son considerados una práctica nociva. La región de la Montaña, en Guerrero, es uno de los lugares en los que el matrimonio y las uniones infantiles tempranas y forzadas está vigente, según sus usos y costumbres; pues la mayoría de sus habitantes pertenecen a pueblos originarios.
Por ello, Yo quiero, Yo puedo creó una iniciativa, junto con Circus Marketing, a la que llamó “La boda de Juanita”; la cual busca crear conciencia en la población sobre el matrimonio infantil, erradicarlo en la región y ayudar a niñas y adolescentes.
Te podría interesar
La organización consiguió que 10 comunidades de Metlatónoc firmaran un acuerdo para prohibir el matrimonio infantil y las uniones tempranas forzadas por 200 años, gracias a la intervención de la organización. Se trata de Yuvinani, Valle de Durazno, colonia Juquila, Cocuilotlazala, San Antonio, colonia Moreno, colonia Peligro, Yucunduta, Santa Cruz y San Pablo Atzompa.
“Todo esto se hace dentro de su contexto, de su cosmovisión y de la manera como ellos deciden hacerlo. No es algo que nosotros vamos a imponer”, dijo la directora general de Yo quiero, Yo puedo, Martha Givaudan, a Grupo Fórmula.
Por otra parte, detalló que la firma del acuerdo implica que las niñas que viven ahí y las que nazcan en esas comunidades ya no se van a vender.
Esta no es la primera vez que realizan una campaña con ese objetivo. En 2019, la organización creó la iniciativa “Ayúdalas a que no lleguen al altar” y lanzaron un video para visibilizar lo que ocurre en Guerrero.
“Lo que tratamos de hacer con estas campañas y acciones es que no se quite el tema de la agenda, que las personas sepan que existe, que las autoridades sepan que existe”, subrayó la directora.
Asimismo, resaltó que es importante que la sociedad no olvide que es un problema actual para que se mantenga como una de las prioridades que se necesitan abordar.
La sociedad puede involucrarse en la iniciativa, a través de una plataforma digital. Ahí están todos los detalles de “La boda de Juanita” y es posible realizar donativos para ayudar a niñas y adolescentes de la Montaña a no llegar al altar. El monto mínimo para donar son 100 pesos y el máximo 55 mil pesos.
¿Qué harán con los donativos?
Martha Givaudan explicó que el dinero recaudado no lo reparten en las comunidades; sino que la organización los ejerce mediante los facilitadores, con la aplicación de sus materiales y programas.
“No es un recurso que sea asistencial, ni que se les da a las localidades porque ellos no tienen las herramientas, ni la preparación que se requiere para poder impartir los talleres”, agregó.
Los facilitadores permanecen durante 9 meses, aproximadamente, en la Montaña para impartir los talleres. Todos son bilingües porque tienen que comunicarse en mixteco o tlapaneco.
En los talleres les proporcionan información sobre habilidades para la vida, empoderamiento y sus derechos humanos. Adicionalmente, utilizan el dinero para formar docentes para que trabajen con los niños, niñas y adolescentes en las escuelas; así como para formar asociaciones locales de mujeres que den seguimiento al trabajo de la organización.
El personal de Yo quiero, Yo puedo también asiste a las asambleas comunitarias, dialoga con autoridades locales para lograr un cambio de conductas y que las comunidades sean conscientes del impacto que tiene el matrimonio infantil.
Cada vez hay más personas que quieren ayudar
Otro de los impactos de esta campaña es que aumentaron las donaciones porque la gente quiere hacer algo y ayudar a niñas y adolescentes de la región. Igualmente incrementó el número de voluntarios que buscan trabajar con las comunidades. La organización también hizo más alianzas, actualmente cuentan con el apoyo de la Embajada de Canadá en México.
Martha Givaudan resaltó que al contribuir para que las niñas y adolescentes continúen con sus estudios evitan la deserción escolar y garantizan su derecho a la educación.
Al mismo tiempo es un “factor protector” para diferentes riesgos y para su vida futura, ya que impiden el riesgo de embarazos en la infancia y adolescencia.
La iniciativa concluirá el 6 de febrero, es decir, que faltan 21 días para la boda de Juanita. Esta fecha coincide con el regreso estimado de los facilitadores que se encuentran en la Montaña.
Al concluir, la organización hará una evaluación del impacto que tuvo la campaña y elaborará un informe.
Además, a través de redes sociales actualizan lo que sucede conforme se acerca la fecha. Por ejemplo, el 15 de diciembre publicaron un video donde el futuro esposo de Juanita invita a todos a la celebración.