La Fundación Oswaldo Cruz, también conocido como Instituto Fiocruz, reveló este martes una investigación que apunta la contaminación por cocaína en los cuerpos de 13 tiburones capturados en las costas de los mares frente a Río de Janeiro, en Brasil.
De acuerdo con la información compartida por la institución dedicada a la investigación y desarrollo de las ciencias biológicas, se trata de una investigación sin precedentes que fue realizada por el Laboratorio de Promoción y Evaluación de la Salud Ambiental.
En total, 13 animales de la especie Rhizoprionodon lalandii, también conocida como “tiburón aleta brasileño”, “cazón rola” o “cazón pollo”; tenían cocaína en su organismo.
Según datos del estudio, las hembras contenían más del triple de concentración de droga que los machos, mientras que esta fue encontrada en mayor cantidad en sus músculos que en el hígado.
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“En Brasil, estudios ya detectaron contaminación del agua y de algunos seres acuáticos por cocaína, como los mejillones. Nuestro análisis es el primero en encontrar la sustancia en tiburones”, describió el farmacéutico Enrico Mendes Saggioro, uno de los investigadores detrás del hallazgo
¿Cómo llegó la cocaína a los tiburones?
Los investigadores atribuyen la presencia de la droga en los tiburons al elevado consumo de drogas en la ciudad de Río de Janeiro, la cual se desecha al mar a través de sus aguas residuales.
Lo anterior quiere decir que la cocaína ingresa al agua mediante laboratorios ilegales utilizados para fabricar la droga o a través de las heces de los consumidores.
En ese sentido, la bióloga Rachel Ann Hauser-Davis del Laboratorio de Evaluación y Promoción de la Salud Ambiental del IOC, señaló que los tiburones desempeñan un papel crucial en el ecosistema marino.
Los tiburones son considerados depredadores, figuras centrales de la cadena alimentaria y "especies centinela" para detectar daños ambientales, incluidas diferentes formas de contaminación.
Ahora, los investigadores buscan descubrir en qué medida la presencia de drogas en el mar podría afectar a las diferentes especies.
En relación con la salud humana, los investigadores creen que "el riesgo es mínimo" debido a que no se utiliza agu de mar para comer y beber, sin embargo, mencionaron que se necesita investigación específica para responder con certeza la forma en que nos afecta.