Crece la tensión en Asia por el anuncio de Tokio sobre que este jueves 28 de agosto se verterán aguas tratadas de la accidentada central nuclear de Fukushima al océano Pacífico.
La decisión ha causado rechazo y desaprobación por el gobierno de China, por habitantes y pescadores japoneses y la organización Greenpeace, mientras que es tolerada por el gobierno de Corea del Sur y justificada por un experto español.
Tras una reunión del primer ministro Fumio Kishida con los ministerios involucrados en la gestión del desastre atómico, el gobierno japonés anunció el inicio de la descarga para este jueves 28 de agosto.
El Gobierno y la empresa propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), sostienen haber comprobado "la seguridad" del vertido, dijo el mandatario japonés, por lo que han decidido proceder con él.
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El plan de Japón ha generado intranquilidad en países vecinos como China, que ya en julio pidió a Tokio que no siguiera adelante con el plan.
"El Gobierno chino insiste en que la gente debería ser lo primero, y seguirá tomando las medidas que considere necesarias para salvaguardar la seguridad alimentaria y la salud de los ciudadanos chinos", indicó el portavoz de Exteriores Wang Wenbin.
"Urgimos a Japón a que abandone este plan", reiteró el portavoz chino en la última llamada a Tokio a que desista de una iniciativa que, según Pekín, es "arbitraria" y "ha levantando múltiples preocupaciones en la comunidad internacional".
En el mismo sentido, varios centenares de personas se manifestaron este martes frente al Parlamento nipón.
"El agua contaminada nuclear sigue sacando su radioactividad y no se ha terminado de tratar, el vertido no puede permitirse", considera Akihiko Katano, un trabajador de 66 años residente en Tokio.
"Siento más que preocupación y creo que no se puede permitir jamás. No puedo creer para nada en lo que dice y hace TEPCO", expresó Miwako Kitamura, una mujer de 55 años y residente en Chiba, quien considera que el momento del anuncio del Gobierno japonés buscaría evitar las críticas y mayores manifestaciones.
Por su parte, la ONG ecologista Greenpeace criticó el anuncio del Ejecutivo japonés sobre el vertido del agua tratada de la accidentada central nuclear de Fukushima al océano Pacífico diciendo que "ignora la evidencia científica".
"Viola los derechos humanos de las comunidades en Japón y la región del Pacífico y no cumple con el derecho marítimo internacional. Lo que es más importante, ignora las preocupaciones de su pueblo, incluidos los pescadores", publicó hoy la organización en un comunicado.
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En contraste, Corea del Sur expresó que no ha detectado ningún problema científico ni técnico en el plan de Japón, advirtiendo que si los niveles de radiación aumentan, pedirán a Japón parar la descarga
Al tiempo que un experto nuclear español Luis Echávarri consideró que el vertido al mar de agua tratada de la central de Fukushima es "la menos mala" de las opciones, y destacó que la seguridad de esta medida viene respaldada por un "informe exhaustivo e independiente" del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
La descarga controlada "es la única medida que tiene un efecto comprobable sobre las personas y el medio ambiente y aceptable dentro de los niveles de seguridad", señala Echávarri, quien resaltó que otras de las opciones contempladas como inyectar el agua contaminada en el subsuelo o vaporizarla "tenían sus riesgos".
El experto también indicó que el líquido procesado irá a parar al océano, que por su gran extensión "permite una dilución enorme" y donde además se pueden tomar muestras para medir los niveles de radiactividad en el agua, los sedimentos o los organismos marinos.
*Con información de EFE