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Ómicron “revela” secretos sobre la inmunidad humana: ¿cuáles son?

La variante descubierta en Sudáfrica llegó a transformar las ideas de científicos y expertos que tenían sobre el virus del SARS-CoV-2.

Ómicron revela secretos sobre la inmunidad Créditos: Cuartoscuro
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La variante del COVID-19 llamada Ómicron llegó para cambiar muchas de las ideas y descubrimientos que científicos y expertos tenían sobre el virus del SARS-CoV-2, una de las principales fue el tema de la inmunidad que la población había adquirido gracias a las vacunas diseñadas para combatir a la cepa original.

Y es que las vacunas existentes no brindan mucha protección contra la infección de una nueva variante. De acuerdo con una publicación de la revista Nature, la protección que brindan dos dosis de una vacuna cae a menos del 40 por ciento en tan sólo unos meses después de la aplicación de la segunda dosis.

No obstante, la dosis de refuerzo parece aumentar su protección entre el 60 o 70 por ciento contra infecciones dos semanas después de aplicarse, además brinda mayor defensa contra la enfermedad grave.

La capacidad del sistema inmunitario humano para recordar infecciones pasadas es una de sus características, pero no se garantiza una respuesta duradera. Algunas infecciones e inmunizaciones provocan protección de por vida, pero para otras, como es el caso del coronavirus, la respuesta es modesta y requiere recordatorios regulares en forma de inyecciones de refuerzo o vacunas nuevas y reformuladas.

El sistema inmunitario entra en acción poco después de que un patógeno ingresa al cuerpo. Pero pueden pasar varios días hasta que las células especializadas que se dirigen a virus y bacterias se unan a la batalla. Los anticuerpos pueden señalar a los intrusos sospechosos para su destrucción, y algunos pueden unirse a una parte de un patógeno que evita que infecte las células por completo. Estos son los anticuerpos 'neutralizantes'.

La respuesta inmune después de la vacunación imita más o menos lo que sucede después de la infección, con una gran diferencia. En una infección por SARS-CoV-2, el sistema inmunológico ve el virus completo. Las vacunas más efectivas usan sólo una proteína viral para provocar una respuesta: pico. Y aún no está claro si los niveles de anticuerpos también se estancarán después de la vacunación.

Expertos del Centro de Vacunas de Emory en la Universidad de Emory, Atlanta descubrieron que después de la primera inyección los niveles de anticuerpos alcanzaron su punto máximo en alrededor de una semana después de la segunda inyección; sin embargo, luego cayeron rápidamente durante un par de meses, con lo que se dio una caída en la protección.

No obstante, aunque la protección contra infecciones puede estar disminuyendo, las vacunas siguen conservando su capacidad para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones.

Otro de los puntos importantes de la inmunidad es la memoria inmunológica, encabezada por las células B, quienes son capaces de reconocer a un invasor que regresa, por lo que puede dividirse y rápidamente comienza a producir anticuerpos para combatirlo. Luego aparecen las células T, las cuales al entrar en contacto con un antígeno, estos se multiplican en un grupo de células efectoras que actúan para eliminar la infección

De esta forma se demostró que las células B de memoria no sólo respondían al SARS-CoV-2 original, sino también frente a otras variantes preocupantes.

Varios estudios han encontrado que las personas que habían sido vacunadas o que habían sido infectadas con SARS-CoV-2 tenían aproximadamente la misma respuesta de células T a Ómicron que a la variante Delta, a pesar de la gran cantidad de mutaciones.

Aunque pareciera que con Ómicron las vacunas han perdido terreno, el sistema inmunitario saca a relucir algunos trucos para hacer frente a las mutaciones, algunos de estos ocurren dentro de los centros germinales, donde el entrenamiento de células B no sólo mejora qué tan bien se unen los anticuerpos a su objetivo original, también puede aumentar la cantidad de sitios de unión que reconocen, aumentando las probabilidades de que puedan identificar una variante.

Respecto a la tercera dosis, un estudio evaluó la sangre de personas que habían recibido vacunas de Moderna, Pfizer-BioNTech y Johnson & Johnson para identificar qué tan bien sus anticuerpos neutralizaron un virus que contenía proteína de punta de las variantes del SARS-CoV-2. La sangre de personas que recibieron una o dos dosis tuvo poca capacidad para neutralizar  a Ómicron, pero la sangre de personas que habían recibido una dosis de refuerzo combatió la variante de manera efectiva. Su capacidad de neutralización frente a Ómicron fue sólo de cuatro a seis veces menor que frente a la cepa original.

Se sabe que las personas que han recibido dos dosis de la vacuna tienen células B de memoria que pueden unirse a Ómicron, por lo que es posible que una tercera dosis haga que estas células de memoria se conviertan en células productoras de anticuerpos.

Sin embargo, en esta parte es donde surge una de las mayores interrogantes que los científicos no han podido resolver, y es la duración de la protección de las dosis de refuerzo, por lo que con los datos obtenidos creen que la mejor opción es desarrollar inyecciones de refuerzo específicas para combatir a Ómicron.

Con información de Nature