Aunque la nueva variante del COVID-19 llamada Ómicron ha encendido las alertas a nivel mundial por su alta transmisibilidad, estudios recientes han demostrado que este genoma es menos letal que otras cepas debido a que no afecta directamente a los pulmones.
De acuerdo con seis estudios internacionales difundidos por el diario británico The Guardian, la nueva variante del coronavirus afecta menos al sistema respiratorio, aunque presenta más probabilidades de infectar la garganta.
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“En esencia, parece ser más capaz de infectar el tracto respiratorio superior, es decir, las células de la garganta. Por lo tanto, se multiplicaría en las células más fácilmente que en las células profundas del pulmón”, se menciona en una de las conclusiones.
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Según revelaron los resultados del University College of London, varias de las pruebas realizadas sólo en la nariz resultaron negativas, en tanto que los test hechos por medio de la garganta dieron positivo a Ómicron, lo que demuestra que la variante tiene prevalencia de alojamiento en la garganta.
“Presuponiendo que el virus produce más células en la garganta, eso la haría más transmisible, lo que ayudaría a explicar la rápida propagación. En contraposición, un virus que infecta el tejido pulmonar es potencialmente más peligroso”, detalló el profesor Lawrence Young, virólogo de la Universidad de Warwick.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que Ómicron tiende a atacar la parte superior del cuerpo, es decir, afecta directamente a la boca, nariz, laringe, la cavidad nasal y la garganta.
El epidemiólogo Abdi Mahamud, jefe de la oficina de gestión de incidentes de la OMS, señaló que “a diferencia de otras (cepas) que podían afectar a los pulmones y causar neumonía severa”, la nueva variante no tiende a hacerlo.
Lo anterior explicaría por qué las personas infectadas con Ómicron han presentado síntomas leves, comparados con los que experimentaron los pacientes que se contagiaron con las variantes Alfa, Beta, Gamma y Delta.
Con información de EFE y OMS