El desierto de Baja California Sur alberga en cada rincón cientos de cactáceas. Ya hemos hablado del Santuario de los Cactus, el más grande del mundo con más de 50 especies que son representativas de México, dentro de estas no sólo se encuentra el cactus más grande del mundo, también un tipo de cactácea ¡que camina!
Se trata de la chirinola mexicana, una especie de cactus que se desplaza por el desierto de la media península, es endémica de Baja California Sur y el único cactus que no crece erecto.
La planta se encuentra protegida por la NOM-059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Está catalogada como una especie amenazada.
La disminución de su población se debe a que es extraída de manera ilegal de su hábitat por presentar una alta demanda como planta de ornato.
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Los cactus se encuentran a lo largo de la península, se forman en masas y conforme van creciendo se van separando hasta caminar por su cuenta y producir pitayas, frutas que son representativas de la entidad.
Es una de las plantas más espinosas de la familia de los cactus y llegan a medir hasta los 15 metros, sus flores de color rosa o blanco, llegan a medir hasta 12 cm y se dan de manera nocturna.
Siempre con la mira puesta al sol
Para lograr sobrevivir, la chirinola debe desplazarse por el desierto, su parte más vieja muere y crece nuevamente. Aunque florece de manera nocturna, siempre se arrastra en dirección al sol.
Se puede encontrar principalmente al norte del estado, principalmente en los municipios de Comondú y Loreto.
Si caminas por el desierto de Baja California Sur puedes encontrarte con estos cactus caminantes, verás cómo están a raíz del suelo con sus imponentes espinas, además de una que otra pitaya que podrás disfrutar.