Monte Cuevoso, es un sitio ancestral ubicado en el municipio de Los Cabos que fue investigado a partir de 1947 por William Massey ante la historia mística que lo rodea, en este sitio se realizaban ritos funerarios por los antiguos Californios en Baja California Sur.
Investigadores antropológicos relatan que la Región del Cabo del 1200 al 1700 d.C. Se caracterizó por tener una costumbre funeraria llamada “Las Palmas”. En este cerro fueron encontrados entierros secundarios pintados de rojo, envueltos en cortezas de palma, algunos en pieles de venado.
Eran cuerpos que no estaban bajo tierra, se encontraban envueltos por una especie de “nido de hierbas” con palmas encima de éstos, amarrados como bultos con una cuerda también de palma. Los cuerpos también eran pintados de rojo.
En esta cueva se encontraron enterrados ocho pericúes, mismos que han sido investigados por la antropología forense para determinar sus causas de muerte, además de seguir indagando sobre los rituales, intereses y características de esta etnia que habitó al sur de la entidad.
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Cuerpos rodeados de reliquias
Rancheros locales no tenían conocimiento sobre las cuevas que alberga la pequeña y mística montaña, ubicada en Sierra de la Trinidad, frente al actual poblado de Cabo Pulmo, por ello, las reliquias que fueron encontradas se encontraron intactas.
En un inicio fueron encontrados depósitos con tierra carbonizada, conchas trituradas y objetos de piedra de diversas índoles, al ser investigado se descartó que se tratara de una habitación de antiguos californios sino de un cementerio sagrado.
El Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia(INAH) explica que el espacio interior de la cueva principal sólo permite la presencia de tres personas dobladas, además, la entrada al lugar se encontraba protegida para evitar no solo los robos de pertenencias que eran utilizadas en rituales, también de las condiciones ambientales.
Alrededor de los entierros primarios fueron encontradas ofrendas formadas por tablas y lanzadardos de madera, cuentas de caracoles, dientes de tiburón, punzones y espátulas de hueso de venado, silbatos de hueso de pelícano, entre otros objetos que eran utilizados por los pericúes.
Los restos se encuentran resguardados y en exhibición por el INAH, y existe evidencia arqueológica sobre hallazgos que se remontan a hace 11.000 años. Siguen siendo investigados en la entidad.