Tonayán es el licor de caña más conocido de México, gracias a su envase en forma de 'panalito' y larga historia que se remonta a 1958, pero no es el único ni el más económico... y ni el mejor evaluado ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), organismo que analizó a seis marcas y una de ellas resultó aprobada.
Para la evaluación a los licores de caña (y otras bebidas alcohólicas), la dependencia tomó en cuenta algunos factores como: la veracidad en el contenido neto e información proporcionada al consumidor, el volumen de alcohol que ostenta, así como la presencia de contenidos volátiles (etanol y aldehídos), azúcares y contenido energético.
¿El licor más barato que Tonayán y aprobado por Profeco?
El Jacalito de Tonaya es un licor de caña más económico que Tonayán y que fue aprobado por la Profeco, a causa de que cumple en el contenido neto que refiere, cuenta con información verídica y que no induce al error entre los consumidores, aparte de que ostenta un volumen alcohólico de 24 por ciento y llega al 24.8 por ciento.
Presenta contenidos volátiles, tiene 1.1 gramos de azúcar por cada 100 mililitros de bebida y aporta 141 kilocalorías como contenido energético; inclusive tiene menos azúcar que el Tonayán, que cuenta con 1.2 gramos por cada 100 mililitros. Tiene un precio de 30.50 pesos en establecimientos como Walmart.
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El otro licor de caña que obtuvo la aprobación de la Profeco fue No Te Rajes (blanco), ya que cumplió en aspectos como la información ofrecida a los consumidores, el contenido neto, el volumen de alcohol; en la etiqueta aparece un volumen de alcohol de 28 por ciento y el confirmado por la dependencia es de 27.9 por ciento.
¿Qué es el licor de caña?
El licor de caña es uno de los destilados que se obtiene a partir de los jugos y melados de la caña de azúcar; no se debe de confundir con el licor de agave que, como su nombre lo indica, se extrae de las pencas agaveras, aunque tiene un menor contenido alcohólico respecto a bebidas como el tequila o mezcal.
La también llamada 'cañita' es elaborada desde la época colonial en las haciendas azucareras, pero la prohibición del alcohol en esa época impidió su comercialización. Para el siglo XIX, entre 1878 y 1893, fue de 14 millones de litros y fue ahí donde se generalizó su consumo, de acuerdo con Larousse Cocina.
En México, el licor de caña recibe diferentes nombres de acuerdo con la región donde se produce, por ejemplo, en Chiapas se le conoce como rufino, chinguerito, chucho con rabia, entre otros nombres. El Jacalito es tan sólo una de las muchas marcas que se venden en el país, aunque en su caso cuenta con la validación de la Profeco, según un estudio de la Revista del consumidor.