La idea de consumir productos orgánicos es cada vez más común en las nuevas generaciones. La necesidad de obtener alimentos cultivados o tratados lo más natural posible no solamente es algo considerado como fundamental para el cuerpo humano, sino también para el impacto ambiental.
Primero que nada, es importante definir qué es un producto orgánico. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de México explica que es todo aquel vegetal, animal o derivado que “se cultiva o cría con sustancias naturales sin usar plaguicidas ni fertilizantes artificiales, o cualquier otro químico”.
Para que un producto pueda ser etiquetado como "orgánico", debe cumplir con ciertos estándares y regulaciones establecidos por las autoridades competentes en cada país. Ojo, que un alimento sea orgánico, no significa que sea completamente natural.
Entonces, ¿por qué los productos orgánicos son más caros?
El costo de estos alimentos y productos varía, pero casi siempre su precio depende de algunos factores, según afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura:
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- La oferta es limitada con relación a la demanda
- Los costos de producción son más elevados y necesitan de más mano de obra
- La separación de los alimentos orgánicos de los que no también tiene un costo
- La comercialización de estos productos es “ineficiente”
¿Los productos orgánicos son realmente más sanos?
Ahora bien, sobre si realmente un producto orgánico es más sano que aquellos que no lo son es una cuestión que se ha debatido durante los últimos años.
Especialistas de Mayo Clinic señalan que aunque aún falta mucho por investigar al respecto, sí se ha demostrado que los productos orgánicos cuentan con más nutrientes y otros beneficios, tales como:
- Mayores nutrientes y antioxidantes
- Más ácidos grasos omega-3
- Menos metales tóxicos en los alimentos
- Bajos niveles en residuos de pesticidas
- Menor cantidad de bacterias peligrosas